Quizás / tan alto no llegue mi resuello / ni la estatura de mi ebre. Ni alcance / a dar alcance, Teresa, a la paloma / de tus vuelos.
Carne embriagada, Teresa,
en mosto de granados y de salvias
que asciende hasta la Séptima
Morada y rompe
las barreras y límites, los bordes
de esta raza nuestra
de cárceles y barro: ingrávida
torre de Babel tu carne
que toca el cielo ?¿cómo decirlo??
con sus dedos de adobe
como los míos. Y se asusta
pero vence el vértigo
de una caída libre
tiritando de luz
hasta el íntimo, terrenal
territorio del cuerpo:
glori cación
del barro y de sus ojos
transcendidos.
Como aquel
viejo Apolo que holló
las ligeras costuras de la Luna
y sus enigmas
al nal de los sesenta
y regresó con la armadura
vestida de mirtos
y laureles.
Y los labios lacerados
de nueva
y más clara luz,
como mudo profeta
enceguecido ante la zarza-
Quizás
tan alto no llegue mi resuello
ni la estatura de mi ebre. Ni alcance
a dar alcance, Teresa, a la paloma
de tus vuelos. Pero ¡vuelo!,
aunque prendido en los últimos
destellos de tu estela.
Y deslumbrado
y niño.