OPINIóN
Actualizado 07/10/2016
María Fuentes (Fotografías: Pablo de la Peña)

Educacion y límites, siempre van de la mano. Cuando se comienza el gran camino de la educación de un hijo , es vital establecer los límites en su conducta. Jugar a ser padre colega, padre héroe de la defensa de lo absurdo o padre de cómic está reñido con la educación y porque no decirlo, con la vida como tal.
Según sea la prohibición o el consentimiento de sus actos, así reaccionara, empatizará y aprenderá el niño. ¡Pero ojo! Aquí puede estar comenzando el primer fallo en la educación de nuestros hijos. Lo que se le conceda o lo que se le niegue ha de estar acorde a la realidad, a la general,no a la particular, ni a la que nuestro estado de animo nos marque, ni por supuesto a la que nuestra vena paterna nos guíe. A veces, de hecho muchas veces, se le niegan o permiten comportamientos que no tienen ninguna pauta objetiva , solo encierran miedos o pautas preestablecidas de mala educación por parte de los progenitores.
Tanto la prohibición como el consentimiento no objetivos, llevan de forma irremediable a una mala educación.
El aprendizaje infantil, y porque no también el adulto, se basa en las consecuencias que han producido nuestros actos y la forma de enfrentarlas. Voy a poner un ejemplo de perogrullo : si ante un insulto del niño, aunque este haya sido en un ámbito y foro propicio, el adulto ríe, sonríe, o simplemente calla, esta trasmitiendo al niño que su acto es positivo por lo que la repetición llegará más bien pronto que tarde, y suele pasar que ni el ámbito ni el foro ya es propicio. Ante esta situación, el niño se encontrará con una reacción adversa de un adulto "varado" en la realidad y en peligro de extinción que provocará en el infante una agnosis y por ende una anaspasis , no estomacal pero si cerebral.
Evidentemente , a veces hay situaciones peligrosas que requieren nuestra intervención , pero en muchísimas ocasiones, prohibimos , defendemos o asentimos basándonos en nuestros propios miedos, o lo que es peor en nuestro estado de ánimo. Y con esto solo conseguiremos niños inseguros y asustados. Y como todos los animales, racionales o no, un ser inseguro y asustado se vuelve violento para defenderse del mundo que cree que le ataca, se convierte en bombilla que quiere iluminar todo, y como decía la gran Jeanet : " querrá ser el niño en el bautizo, la novia en la boda y el muerto en el entierro".
Cuando se consiente lo inadecuado, los malos comportamientos, las conductas irreverentes, el desorden, la desidia, la desautorización del autorizado... y a veces se refuerza con una sonrisa o con un premio , aunque no sea tangible, estamos generando que esta consecuencia positiva para el niño provoque la repetición del -mal- comportamiento.
Los premios se dan para reforzar lo positivo, pero no se puede reforzar lo que es obvio , normal e incluso de obligado cumplimiento. Estas pautas hay que interiorizarlas como un modo de vida , no como una cadena de situaciones para conseguir el objetivo del premio.

Está claro que siempre no prohibimos o consentimos lo que deberíamos. De hecho en la docencia cada día uno se enfrenta a la facilidad del castigo colectivo, craso error el realizarlo, se mezclan todos los garbanzos y se estropea el cocido.Hay que valorar cada situación y acto del niño, la respuesta como padres o como docentes que demos será su consecuencia directa, y por ella aprenderá muchas cosas que quizá mañana nos arrepentiremos o alegraremos de haberlo realizado.
Es fácil provocar una sonrisa, es muy difícil enseñar a crear la sonrisa en los demás. Es fácil actuar sin pagar las consecuencias posteriores, es muy difícil negar para enseñar a ser consecuente. Cada cual que elija, es lo bueno de la vida , siempre ofrece caminos , algunos llevan a los acantilados y estos no tienen camino de vuelta .

Leer comentarios
  1. >SALAMANCArtv AL DÍA - Noticias de Salamanca
  2. >Opinión
  3. >Educar : Prohibir y conceder desde la realidad