"...que inventó el curioso color del amarillo..." Jorge Luis Borges.
Todos los días le veo pasar, como le ven los primeros cruzadores del puente que romanea en el río Tormes desde el siglo I.
Me lo dijeron las cigueñas, las mismas que ya andan haciendo el equipaje para partir más al sur. Y las bandadas de estorninos que con las primeras luces va arrastrando su manta de vuelo por el cielo, y la afluencia de vehículos con sus gentes hacia la jornada,y los ciclistas,y unos cuantos corredores, y hasra una monja que se mudaba de convento.
Me lo aseguró también un pescador asentado donde las barcas a por el pez aún legañoso y con el sueño de las aguas: "Sí,yo lo veo pasar todos los días, menos algunos de densa niebla, lluvia, o encapotados. De madrugada y siempre de amarillo. Pasa, oye tú, y apenas le ves..., que ya se ha ido."
Así es el paso del sol por las mañanas de todos los puentes de todas las ciudades; ese caminar amarillo que nos invita a seguir su ruta de fertilidad y de posibilidad y facilita la nuestra.
Foto: mañana en el Puente Romano de Salamanca