No se reeditará el mano a mano entre Luis Tudanca y Julio Villarrubia en las primarias a celebrar dentro de unos meses para elegir secretario autonómico del PSOE en Castilla y León. Así se desprende de lo que declarado en la tarde de ayer por Villarrubia, quien, entrevistado en Onda Cero, aseguró que no optará a ningún tipo de cargo orgánico dentro del partido. De lo que no dijo nada -tampoco nadie le preguntó- es de si aspira, como ayer comentaba "El topillo", a encabezar, si hubiera terceras elecciones, la lista al Congreso por Palencia, o, en su defecto, a heredar, tras la celebración del congreso autonómico del partido, el escaño de senador por la comunidad autónoma que del que sería desalojado su entrañable compañero Óscar López si Susana&Asociados se hacen con el control del partido en Castilla y León.
En la referida entrevista Villarrubia abogó por una actitud conciliadora para superar el clima de enfrentamiento vivido por el PSOE, pero lo cierto es que no paró de lanzar dardos, a cual más envenenado, contra Sánchez, López y Tudanca, acusando a este último incluso de participar directamente en el famoso episodio de la urna colocada tras una mampara en el Comité Federal. Por el contrario, quitó hierro al crispado comportamiento exhibido por la secretaria provincial del PSOE palentino, Miriam Andrés, protagonista de una foto en la que increpa airadamente aJosep Borrell. En otra muestra de esa actitud conciliadora, Villarrubia afirmó que en el PSOE no sobra nadie, añadiendo inmediatamente que "salvo alguno", al que naturalmente -tampoco hacía falta- no puso nombre y apellidos.
Tan crecido se mostró el ex secretario autonómico del PSOE que, concluida la entrevista, a otro de los participantes en el programa, el ex alcalde de Salamanca, Julián Lanzarote, no se le ocurrió otra cosa que comentar que Villarrubia "se había venido arriba", ante lo cual el entrevistado volvió a solicitar su entrada en antena, rechazando de paso que lo del sábado en la sede de Ferraz hubiera sido "un circo". No obstante, la sangre no llegó al río y Lanzarote y Villarrubia acabaron tan amigos. De sobra saben ambos que sus respectivos enemigos militan en el propio partido.