Mira que estoy desengañado de la política. Y de los políticos. Más aún después de votar infructuosamente por segunda vez. No digo nada sobre la especulación/amenaza de unas terceras elecciones. Pero la batalla interna en el PSOE me ha enganchado. Lo reconozco. Estoy pendiente de cada uno de los movimientos en lo que se ha convertido en uno de mis principales entretenimientos.
Quizá porque me vi la serie de "House of cards" casi de una sentada ?yo no tengo medida para la mayoría de las cosas insustanciales-. Lo cierto y verdad es que esta cruenta guerra interna expuesta en los medios de comunicación y retransmitida en directo me tiene absorbido. Los Pedros y las Susanas me fascinan. Cada uno defendiendo lo suyo, lo particular, y haciendo creer al personal que en realidad se están batiendo el cobre por lo de todos, por lo general. Es muy de risa. De risa y de esperar el siguiente movimiento para ver si supera en esperpento, desfachatez y vergüenza ajena al siguiente.
Porque no me digáis que no es acojonantemente gracioso que echen un órdago los que dimiten en bloque y necesiten el asiento vacío de un muerto para lograr la suma suficiente. Casi tanto como que alguno de los que levantó la liebre y abrió la espita de la bronca interna no haya dimitido (véase el líder extremeño). O que eliminen en unas horas de la web oficial a los rebeldes. O que les impidan entrar a sus despachos a recoger las fotos de sus hijos. O que una señora rodeada de periodistas y con uno de los múltiples y desconocidos cargos orgánicos del partido declare que ella es la que manda ahora. O que se envíen eseemeeses y twitteres y mensajes para movilizar a los militantes, simpatizantes y votantes del socialismo con el fin de que se manifiesten en contra de ellos mismos que ya han dejado de serlo.
A mí me parece que ni en el mejor de los guiones se podría escribir una historia y un serial como el que estamos viviendo en directo. Luego cada uno tiene sus preferencias. Yo soy muy del chulito de Pedroporqueyolovalgo (y puedo). Y me he puesto muy en contra de Susanita y sus ratones de chocolate y turrón.
No deja de ser una paradoja que los socialistas que están en el poder (autonómico, pero poder) sean los que se resisten a que su partido gobierne el país. Casi tanto como que las viejas glorias con el culo multinacional atornillado en los más variados consejos de administración den lecciones de moralidad y ética a un tipo que será todo lo que queramos, pero que se mantiene fiel a lo que le pidieron. Un fulano que ha desafiado al sistema, al partido, al aparato, haciéndose con el poder. Dice que desde abajo. Tremenda película.
Quizá lo peor de todo esto sea la falta de una alternativa real a la corrupción instalada en el poder. Quizá el entretenimiento y las risas acaben en un largo crujir y rechinar de dientes. Quizá ?quién sabe- los Pedros y Susanas sean sólo el principio del final.