Se habla últimamente mucho de dependencia y ser adicto a determinada sustancia o actividad, como si fueran sinónimos. Pero no lo son. La psicopatología considera el concepto de dependencia ampliamente como aquel estado psíquico o físico, en el que un sujeto necesita subjetivamente a otra persona o sustancia para establecer un equilibrio en su organismo o estado emocional. El concepto de adicción es más restrictivo: se refiere solamente a aquellas dependencias de sustancias que el sujeto debe ingerir para no caer en un estado psicofísico de abstinencia.
Por lo tanto no tiene sentido decir que tal persona es adicto al móvil, o al dinero, o al sexo, o a la velocidad, etc. La adicción no puede ser a una acción u objeto ajeno a la química. En este caso podemos hablar de dependencia, pero con un significado distinto a la dependencia emocional.
Las personas, mayores o jóvenes, que abusan del móvil, del ordenador, de la moto o de las compras lo hacen para evitar aquello que temen. El abuso del móvil o del ordenador para comunicarse, tan extendido en la actualidad, revela una dificultad significativa para la comunicación interpersonal. La persona que disfruta con la comunicación humana no necesita la distancia para informar sobre sí mismo, ni necesita que los demás le confirmen que es alguien valioso por lo que dice o muestra, con esos "me gusta" de las redes sociales, tan imprecisos como ambiguos.
El tratamiento más específico de las dependencias emocionales es y ha sido siempre la psicoterapia. Pero si la dependencia es de una sustancia, en el tratamiento se impone siempre una etapa de desintoxicación previa a otra, psicológica, en la que el sujeto, libre de la dependencia física puede enfrentarse a sus conflictos emocionales.
Francisco Delgado. Doctor en Psicología. email: francisco.delgado3@gmail.com. Tfno:923-603348. Instituto SELF.