En esta web, a mitad de octubre de 2013, inicié mis artículos sobre asuntos de fútbol. Y quiero recordar aquel número 1: "¿El fútbol es un arte culto o inculto??. Precisamente en una época donde los buenos futbolistas son "dioses"; "santos"; "no son humanos"; "extraterrestres"; "superhombres"; "genios"; y una serie de adjetivos para "papanatas"? Yo escribí: "El fútbol "atrae a las masas", comentario generalista con el que se hace valer su gran atracción en nuestra sociedad? Esas masas que se están quedando en sus casas para ver el fútbol por la televisión, tanto por la disminución del poder adquisitivo como por la menor identificación con sus clubes. Vemos que, en Salamanca, esos movimientos de aficionados son cada vez más reducidos, el semillero es cada vez menor y, además, se encuentran enfrentados por unos ideales contrapuestos: La desaparición de la U. D. Salamanca y la creación simultánea de un nuevo club cuyo nacimiento está siendo penoso y judicializado".
"Yo nunca tuve dudas de que el fútbol debe catalogarse dentro de la "cultura popular", si bien busco en él otras influencias muy centradas en el hecho deportivo, su estética, su socialización, su ludismo, su fuente de información y formación, sus emociones positivas tanto para futbolistas como para aficionados... Por supuesto, nunca pensé que el fútbol fuera un arte, ni siquiera un arte culto, no soy tan iluso? Pero sí me golpea el alma, negativamente, cuando alguien señala que el fútbol es "inculto"? Bien por desconocimiento; o por mala intención?" Después de todo este tiempo, el filósofo José Antonio Marina fundamentó que existen diversas inteligencias por lo que el talento futbolístico proviene de la capacidad de aprender de sus personajes. Por eso aseguro que el fútbol no es una actividad de robots, ni de torpes atletas, ni de presumidos personajes musculados? Porque al fútbol se juega con inteligencia, como tantas veces he escrito fundamentando mis argumentos?
Salamanca, 27 de setiembre de 2016.