Abusos, vejaciones y torturas son algunos de los castigos que se ven obligados a sufrir, junto con la falta de medidas sanitarias e higiénicas, las personas presas en las secciones de las agencias de inteligencia sirias y en la prisión militar de Saydnaya
Autora: Inés López Alfageme, activista de Amnistía Internacional.
Las fuerzas del gobierno sirio recurren frecuentemente al uso de la tortura como instrumento para librarse de sus oponentes, de esta forma los ciudadanos son sometidos a este tormento desde el primer momento que caen en manos de las fuerzas sirias. Tal práctica lleva realizándose de forma reincidente en la actualidad sobre el pueblo sirio, de tal manera que se registran 17.723 muertes bajo custodia entre marzo de 2011 y diciembre de 2015 según el Grupo de Análisis de Datos de Derechos Humanos. Si bien estos números son los formalmente registrados, tanto Amnistía Internacional como el HRDAG sospechan que el total sea, tristemente, más elevado.
Los sucesivos testimonios de los supervivientes nos facilitan entender las formas inhumanas en las que eran tratados durante su detención. Horribles torturas, abusos sexuales, violaciones, falta de alimentos, de atención médica e higiénica y hacinación en las celdas se encuentran entre los maltratos, que obviamente están prohibidos por el derecho internacional, sin mencionar la grave violación que constituyen a los Derechos Humanos en general, que se ven ensombrecidos tras la presencia de esta realidad.
Por otro lado, la falta de higiene conlleva al incremento de enfermedades y como consecuencia a la pérdida de vida de los prisioneros. Los compañeros de los fallecidos se ven en la tesitura de convivir con los cadáveres hacinados en sus celdas.
Amnistía Internacional exige al gobierno sirio la celebración de juicios justos para los condenados, la puesta en libertad de los presos de conciencia y de los demás detenidos que han sido privados de un proceso formal y transparente ,de acuerdo con las normas internacionales, además de que se permita examinar las condiciones de los centro de detención.
En cuanto a la comunidad internacional debe intensificar su acción en la toma de medidas para los abusos y malos tratos, dándole una extraordinaria atención. Las victimas de estas torturas deben ser atendidas con los apoyos médicos y psicológicos que precisen para poder superar las secuelas de tan inhumano trato, al igual que deben tener el amparo social necesario para su integración y recuperación de su vida.