El miedo al fracaso nos impide a veces luchar para conseguir aquello que deseamos, por pequeño que sea el anhelo que tengamos. La comodidad nos incapacita para reaccionar ante lo contra
rio a nuestras aspiraciones. La desesperanza mutila todo intento de realizar las quimeras que soñamos. Y el cansancio inhabilita la voluntad de alcanzar los proyectos que ambicionamos.