OPINIóN
Actualizado 18/09/2016
Fernando Saldaña

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Después de unas forzadas vacaciones, nos reencontramos en el bar de Emilio con ganas de despellejar a propios y a extraños, que la ausencia se ha hecho larga.

La verdad es que no sabemos bien por dónde empezar. Jorge habla de Griñán y de Chaves, dos cacos de medio pelo, presuntos delincuentes más por omisión que por acción, pero dañinos a Andalucía y a los parados.

Hablamos también de Bárcenas, caco que se empeña en conseguir que otros cacos, sus excompas de partido, se libren de un nuevo juicio.

Surge también Urdangarín, caco que nos tiene en ascuas (junto a su mujer) y que se desvelará su destino en breve, breve.

Finalmente surge en nombre de Rita Barberá, presunta caca, presunta blanqueadora de capitales para el partido, presunta conocedora de desmanes y, según el decir de algunos maledicentes, algo más que presunta.

El panorama es desolador.

En medio, nos cuentan, Ciudadanos. Partido que se alzó como adalid contra la corrupción, y que está aprendiendo a entornar los ojos (si no a cerrarlos) para no ver lo que pasa a su alrededor, que mayor conformismo no han conocido los españoles, ni lo conocerán.

Con tantos cacos, con tantas cacas, España sigue rebosando heces y sigue siendo el cementerio donde se sepultan la honradez y la seriedad.

Marca EspaÑa.

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