En mi época de entrenador de infantiles y juveniles, los partidos se jugaban siempre por la mañana por lo que era muy complicado hacer entender a los chavales ciertas premisas para rendir mejor. Los partidos a celebrar antes de las 11 horas resultaban conflictivos en detalles aparentemente sencillos: Despertarse a las 8 horas para desayunar, acostarse antes de las 12 de la noche anterior, no presentarse al partido con un vaso de agua y un café bebido, cenar razonablemente con aportación de hidratos de carbono y no hincharse a frutos secos y coca-cola o cervezas, etcétera.
Cuando Menotti entrenó al Atlético de Madrid, implantó la norma de ejercitar con los jugadores por la tarde. Su lógica era que la mayoría de los partidos se jugaban siempre a partir de las 16 horas y los biorritmos aconsejaban tales pautas. Pero el presidente Jesús Gil empezó a cuestionar tales decisiones, fundamentalmente porque el equipo no ganaba. Hasta el punto de acusar a Menotti que entrenaba por la tarde porque se iba de copas por la noche y le costaba madrugar. Con este panorama, acabó echando al entrenador?
El doctor José González firmó una columna en el As y concretó aspectos: "Desde el punto de vista de la fisiología del esfuerzo, competir por las mañanas es mucho mejor que hacerlo por las tardes-noches, ya que a las 12 horas los niveles de cortisol son máximos y se optimizan más las funciones fisiológicas y los mecanismos de acción-reacción del aparato osteomuscular, aumentando el rendimiento deportivo". Sociológicamente, el 99% de los aficionados prefieren el fútbol por las tardes, incluso el doctor asegura: "Desde el punto de vista psicológico, al jugador le gusta más competir por las tardes-noches, que es cuando hay más audiencia de público y televisiva?" Pero estamos hartos a comprobar que los calendarios, los horarios y otras cuestiones de la competición nunca se organizan a favor de la salud de los futbolistas?
Salamanca, 13 de setiembre de 2016.