David Salvador. Foto: Adrián Martín


FERIA DE SALAMANCA
Actualizado 13/09/2016
Redacción

David Salvador a esta hora debe estar lamentándose el haber perdido tres orejas en una tarde que tuvo en su mano un gran toque de atención para ser el novillero estrella que se demanda

El agua torera de La Fuente vuelve a correr por los canales de su arte taurino. Vuelve a tomar rumbo y su nombre recobra el postín en los carteles. Olé por esa villa charra, rico tesoro, que vio parir a Paco Pallarés y a Juan José, la que ahijó a Julio Robles y siempre fue la particular capital de la Salamanca ganadera de los campos del Yeltes y el Huebra. Olé por ella que tras la larga sequía empieza a brillar como en sus mejores tiempos gracias a ese Alejandro Marcos, fruta madura ya de novillero y el nuevo brote de David Salvador, convertido en la esperanza más prometedora de su escalafón por su toreo macizo.

Los dos fueron los grandes protagonistas junto al desconocido Toñete, recomendado de la empresa y que además le tocó en suerte el peor lote de una novillada murubeña de la comarca, la de Castillejo de Huebra, que eran seis gotas de agua y parecían zapatos, con cabecitas cómodas y de comportamiento dispar, excepto el cuarto, de mucha clase. Tanta que propició que manasen de nuevo las aguas de la ilusión en el manantial de Alejandro Marcos, ya sediento, como alma perdida en el desierto de un año tan raro y que excesivamente se le ha ido complicando tarde a tarde.

Llegó Alejandro con la tensión de quien ve cómo se le acaba el depósito de gasolina sin poder repostar porque no llega un triunfo necesario para renovar la pasión de sus seguidores, quienes siempre llegan como las moscas a la miel en el momento del triunfo, pero desertan -como los soldados cobardes- en las horas bajas y de incertidumbre que no llegan las puertas grandes. Porque entre unas cosas y otras, junto a una fatal dirección de su carrera, la temporada se le iba de una forma impropia para quien debería ser el rey de los novilleros. Se le marchaba con muchas dudas y unas veces por la espada y otras por él mismo, las cosas no iban como merecía alguien de su interés. Por eso Salamanca era un antes o un después en su particular Tourmalet de esta feria, que siempre lo oxigena y llena las despensas de inmediato invierno.

Y salió ya casi cuando tocaba la campana gracias a un excelente 'Dormidero', un novillo que parecía para hacerse un llavero y al que recibió con la rodilla derecha en tierra, antes de lancear sus codiciosas embestidas, aunque sin lucidez en la capa, porque lo grande fue con la muleta en un magnífico comienzo con la diestra, que ese era el pitón del torete, para torear de manera despaciosa y provocar los primeros olés. Un bellísimo cambio de mano le deja la muleta en la izquierda para torear al natural de manera rotunda, en series cortas pero muy intensas y con pases de pecho que las remataban y fueron de pitón a rabo. Fue lo mejor de su actuación y lo que le dio confianza, aunque en ocasiones sobró el exceso de gesticulación.

Antes abrió plaza ante un desrazado novillo que brindó a su paisano David Salvador y se mostró afanoso en un largo trasteo sin lograr el entusiasmo y además estuvo fatal con la espada.

Debutaba con picadores David Salvador -al igual que Alejandro también de La Fuente de San Esteban- y a esta hora debe estar lamentándose el haber perdido tres orejas en una tarde que tuvo en su mano un gran toque de atención para ser el novillero estrella que se demanda. David Salvador alto y fibroso, como un sarmiento en primavera, atesora condiciones para ser un torero grande por su poso, carisma y la elegancia de su interpretación, además de una naturalidad que le da a su toreo un aura de seriedad y grandeza. Lo demostró en su lote en dos faenas muy distintas, pero en ambas dejando el regusto de sus naturales marcados por la clase y la pureza, con el don de la grandeza que debe tener quien se viste de luces y con esa cara de hambre necesaria en los toreros nuevos para transmitir que piden guerra y contratos con el tesoro de su arte. Más en novillero estuvo en el sexto, que se lo llevó hasta dos veces por delante y enrabietado volvió a torear con una gran clase, queriendo mucho y en ocasiones hasta forzando en el momento que era sabedor de la necesidad del triunfo. Pero otra vez más se le fue con la espada lo mucho que había ganado en el ruedo, mientras una y otra vez el público le ayudaba con el alma a empuñar el acero.

Triste y cariacontecido vio rodar al sexto y al llegar a la barrera recibía una gran ovación que se prolongó al abandonar la plaza, seguramente herido su interior por la puerta grande que se había escapado y también por ver a su compañero Alejandro feliz al disfrutar de ese premio. Un premio que llegó en una tarde que el agua torera de La Fuente vuelve a correr por los canales de su arte taurino.

FICHA DEL FESTEJO

Ganadería: Se lidiaron con novillos de Castillejo de Huebra, bien presentados y de juego dispar, con clase el tercero y sobre todo el cuarto, encastado y que fue premiado con la vuelta al ruedo.

Alejandro Marcos: Ovación con saludos tras aviso y dos orejas.

Toñete: Silencio en ambos.

David Salvador: Ovación con saludos y fuerte ovación de despedida tras dos avisos.

Entrada: Un tercio en tarde muy calurosa

Cuadrillas. Miguel Martín se desmonteró tras dos grandes pares al cuarto.

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