OPINIóN
Actualizado 12/09/2016
Redacción

Aunque no sea bueno admitir siempre como cierto aquello de que cualquier tiempo pasado fue mejor, hay que reconocer que los españoles hemos pasado por situaciones mejores que la actual. Es muy posible que el rocambolesco escenario a que nos han abocado nuestros políticos esté enmascarando de alguna forma la verdadera gravedad de sus consecuencias. Siempre se ha dicho ?y yo, desde luego así los suscribo- que los hijos de las tinieblas suelen aprovechar mejor las situaciones de cada momento que quienes siguen confiando en la buena fe de los demás. Esa sensación de no tener más que un gobierno en funciones, está trasladando a más de un listillo la deducción de que, estando "al ralentí", se puede estirar la cuerda un poco más porque, quien debiera estar encargado de vigilar los excesos, no intentará corregirlos ante la posibilidad de acarrearse el reproche de toda la progresía.

Así las cosas, estamos asistiendo a un continuo envite del mundo nacionalista sin tener la sensación de que se les esté tomando en serio. Recientemente, en la apertura del año judicial, hemos oído a la Fiscal General del Estado hablar del "desafío al Estado de derecho que con total desprecio al ordenamiento constitucional se plantea desde sectores independentistas". Dicho así, alguien podría pensar que quien ose insinuar el menor conato de pasar por encima del Estado recaerá sobre sus hombros todo el peso de la ley. Y uno se pregunta cuál es la razón por la cual el Estado de Derecho ha actuado con rapidez y firmeza ante la pretensión abertzale de convertir a Otegui en lehendakari y no se aprecie esa misma predisposición a la hora de acabar con la altanería -rayana en burla- que exhibe el separatismo catalán. No sólo se presume de ignorar las resoluciones del Supremo, de amenazar constantemente con la "desconexión" y la creación de organismos exclusivos de la organización central, de ridiculizar a distintas instituciones por el mero hecho de tener apellido español, sino que, con el dinero de todos los españoles, se crean a bombo y platillo "embajadas" catalanas por todo el mundo. No una ni dos, ya llegan a diecisiete. ¿Todavía no hay motivo para intervenir? ¿Acaso veremos el fallo de nuestra justicia cuando hayan declarado unilateralmente su independencia?

Sin apenas despeinarse hablan de la creación de la Agencia Tributaria de Cataluña y contestan al Estado que con ellos no emplee "terminología de combate ni "reflexiones políticas". Quien escuchara las peroratas de los parlamentarios Tardá y Rufián en el reciente debate de investidura, cometería un imperdonable pecado de ingenuidad tomándose a broma sus amenazas. Los ilusos ?o tal vez demasiado interesados- contestan siempre aquello de: ¿Acaso tú eres partidario de enviar a la Legión? Es mucho más sencillo, aplicar la ley y asegurarse de su cumplimiento.

Leer comentarios
  1. >SALAMANCArtv AL DÍA - Noticias de Salamanca
  2. >Opinión
  3. >¿Seguimos jugando?