OPINIóN
Actualizado 07/09/2016
Gustavo Hernández Sánchez

Un saludo revolucionario y que escriba por muchos años

El otro día charlaba con un amigo sobre el personaje de Attila Mellanchini en la película Novecento de Bertolucci. A él le parecía que era una imagen demasiado caricaturesca del fascismo. A mí me parecía que no, que esta obra maestra captaba la esencia de lo que puede representar esta ideología que supuso una de las grandes tragedias del pasado siglo. Lo cierto es que la realidad a menudo supera la ficción.

Así, el neofascismo que representan personajes como Alberto Estella en nuestra ciudad produce pavor. Si Freud analizara sus diatribas contra Virginia Carrera, probablemente definiría su pasión por nuestra concejala como un incontenible deseo erótico reprimido y mal canalizado en forma de odio y miedo. Eso es también el fascismo: odio y miedo. También es misoginia, mal gusto, envidia y violencia. Pues la mierda con la que nos inunda desde La Facheta tiene una enorme carga violenta, como las viñetas de mal gusto que en el mismo panfleto se burlan de la tragedia que supuso el periodo de la dictadura franquista para nuestra historia reciente. No tienen vergüenza. Sus artículos ya han provocado anteriormente el rechazo por parte de intelectuales destacados de nuestra ciudad, profesores universitarios, de institutos públicos de secundaria y otras personas destacadas, por la falta de respeto hacia las víctimas del franquismo. Este señor no puede ocultar su pasado. Probablemente para él, el hecho de que le definamos como fascista no le moleste. Lo que no puede evitar, y bien se encarga de demostrarlo resultando ya cansino y ridículo, es que sí le moleste que, a pesar de todo, estemos en las instituciones, en las Universidades... que también estemos en los medios de comunicación.

Da igual que Ganemos no sea Podemos. Da igual que Virginia no sea de Podemos. Da igual también que sea una de las mujeres más preparadas en Salamanca para representar a la izquierda y que, además, en su trabajo sea una excelente profesional, con un currículo que no se cansan de desacreditar mentira tras mentira. Él no se preocupa por averiguar nada de esto y miente consciente y maliciosamente. Si por él fuera haría lo mismo que ya hicieron una vez. Pero no pueden, esta vez no. Virginia representa la alegría revolucionaria, nos representa a todos y a todas. Y si a este señor le molesta, yo estoy contento. Que sea por muchos años. Nosotros defendemos la vida y no le deseamos nada malo. Solo que disfrute de buena salud durante mucho tiempo para que vea como personas íntegras como Virginia son capaces de gestionar lo público y hacer nuestra ciudad un poquito mejor, a pesar de todas las personas malas que puedan habitarla. Para nosotras es una suerte que, de nuestro lado, quede la buena gente.

En la imagen, de Salamanca RTV, Alberto Estella, ejerce de pregonero en el bolsín taurino de Ciudad Rodrigo.

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