Jiménez Fortes y David Mora abren la puerta grande de Vitigudino con un buen encierro de Orive
Cuando hace solo un año Saúl Jiménez Fortes vivía las horas más complejas de su existencia y los pasillos serios de un Hospital sin fondo acogían plegaria en su nombre, no intuía Saúl que 365 días después saldría en volandas tras volver a sentirse torero en la plaza de toros de Vitigudino. Quiso el destino que fuera hoy cuando por chiqueros salió 'Pájaro', un bravo animal de Orive que humillaba con clase, y el torero malagueño lo recibió rodilla en tierra desafiando al destino con el valor del que puede y sabe hacerlo. Misma hora, mismo lugar. Toreó bien a la verónica y articuló una faena templada a base de entrega y arrojo, pues fue el arrojo el que ganó la partida sin acabar de pisar los terrenos que le pedía el animal, que humillaba con clase aunque pecó de justo de fuerza. Se gustó por ambos pitones en una faena articulada a media altura que selló con doble trofeo tras matar de estocada entera. A 'Oropéndula', sexto de la tarde, intentó ligarlo tras brindar al maestro Santiago Martín El Viti y lo consiguió con una buena serie por el pitón derecho. Tenía motor el de Orive y mucho corazón y coraje Fortes. Fue el valor y el arrojo para acabar cuajando naturales hondos y templados siendo esto lo de mayor trasmisión que quedó en ovación tras fallar con los aceros. Fortes es de los que saben que el destino no reina sin la complicidad secreta del instinto y de la voluntad, lo sabe porque le ha tocado lidiar con los antojos de un destino que no se lo ha puesto fácil.
Batallar sabe muy bien un David Mora. El mando es de aquellos que ganan las batallas y hoy tuvo mando en su faena ante otro noble animal de Orive al que meció verónicas con clase y recibió pegado a tablas. Faltó trasmisión a un buen toreo a diestras con la figura erguida que no remató por el fallo con los aceros. Vino la mejor versión de Mora ante 'Crúpula' al que recibió de rodillas. Humilló con clase pero no se empleó en el caballo. Se gustó al natural y por el pitón izquierdo sellando los mejores pasajes y logró hilvanar muletazos largos, más que pulcros y remates por debajo de nota. Siguió al natural con un toro noble de excelente condición al que le cortó las dos orejas tras matar de estocada entera.
No fue la tarde de Andrés Romero, que estuvo digno, sin trasmisión y con fallo a espadas en sus dos actuaciones. Era la tarde de volver a volver, de sentirse toreo desafiando y apostando con la firmeza que se emplean los héroes que conocen los descaros de la vida. En volandas dos conceptos, dos nombres que han vuelto a ganar la partida para seguir en la apuesta de los sueños caros.