OPINIóN
Actualizado 14/08/2016
Paco Blanco Prieto

No bastan los gritos para acallar el ronquido del hambre, ni desempolvar pesadillas en las chabolas da respuestas a los interrogantes que deja la miseria en paredes y pancartas, porque cuando el olvido legal y la indiferencia de los tratados, garabatean palabras insolidaria y la queja social entona consignas inaudibles para los depredadores, solo cabe la rebelión.

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