OPINIóN
Actualizado 13/08/2016
Luis Marcos del Pozo

Hace ya una semanas paseaba por las calles de Oporto y en nuestro camino salpicado de risas y bromas constantes, nos cruzamos con un señor que atrajo mí atención y de alguna forma despertó en mí algo que durante muchísimo tiempo hice y que por razones de la partida de la vida, poco a poco deje de hacer: ser dueño de mí propio poder, de mi libertad absoluta, de ser autentico, de no importarme absolutamente nada la verborrea a mí alrededor.

Y también desde hace un tiempo, busco aquello que dejé aparcado, pues estoy convencido que es absolutamente posible conjuntarlo con cada una de las obligaciones que el mundo nos da.

Cuando por mil razones dejas de ser así, entonces has cedido tu libertad absoluta, podrás andar pero no correr, podrás saltar pero no volar, ya no eres auténtico te has dejado tunear demasiado, a veces hasta no reconocernos.

Ser libre,la libertad nadie te la da ya viene contigo, implica reconocer la libertad de los demás y por ende las sensaciones y reacciones que cada cual tiene ante un mismo hecho. Para aclarar estos posibles malentendidos el ser humano tiene la posibilidad de comunicación, y esta ha de ser fluida.Si no fuera así los logopedas y los psicologos pueden ayudar.

Y ya que llego aquí, me toca poner en duda que qué los que nos representan sean humanos, pues incumplen uno de los principales preceptos de la humanidad, de los seres racionales: la comunicación. Como yo, han cedido tanta libertad a los que le rodean que ahora no saben utilizar la lógica de vida, la visión de la realidad dónde se pisa y se levanta polvo, el pensamiento propio como ayuda al global, se han convertido en marionetas teledirigidas por la prensa, por las grandes macros (completen ustedes la palabra), por opiniones vacías de cerebros socialmente vacíos (aunque ellos dicen representar a la sociedad).

¿Saben? Casi siempre hice y hago lo que me dicta el corazón pero pidiendo permiso a la cabeza para que el bombeo de mi sangre no salpique a los demás. Cuando veo esta pandilla de "fenómenos" del póker jugando con votos mayoritarios, generando silencios cargados de inquina, negociando con las libertades y los derechos de los que ya ejercimos un voto (que no se respeta), ampliando el sufrimiento de una nación entera sin tan siquiera ruborizarse, llego a la conclusión que no soy libre y que mi voto realmente no fue a quien me dijeron que lo recibiría, sino que se puede mercadear, trapichear con él. Le recuerdo que me están quitando mi libertad de elegir, que están sesgando mi lucha por reencontrarme, que se están burlando de mi?y de mi bolsillo.

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