Panorámica de Cantalpino desde el alto del camino de Peñaranda


LAS VILLAS
Actualizado 13/08/2016
Redacción

CANTALPINO | El director del instituto 'Senara' de Babilafuente moviliza al centro como motor dinamizador de la comar ca / El profesor inaugura esta noche las fiestas cantalpinesas

Adefinitivamente tu percepción del mundo; existen, sin duda, esos días que son el primer día, el primer día de colegio, el primer día de trabajo, el primer día de un viaje... veces tenemos la fortuna de vivir un día revelador, uno de esos días que marcan

Aquel primer día en el instituto de Babilafuente vuelve una y otra vez; cada principio de curso supone un regreso a ese día primero de septiembre de 1997.

En cierto modo, aquellos principios en el IES Senara supusieron, no sólo el inicio de una nueva experiencia laboral, sino también, algo más profundo en lo personal, emprender un viaje, en un lugar nuevo, que me transformaría definitivamente.

Mi actividad docente en los años previos a trabajar aquí, en la comarca de Las Villas y Tierras de Cantalapiedra, se había desarrollado en localidades, donde mi labor era el único vínculo, dichos lugares eran un destino provisional de trabajo, cuyos límites geográficos alcanzaban, todo lo más, a las paredes del instituto o a mis propias inquietudes.

Sabía que este lugar sería un destino para largo tiempo, y desde esa certeza, viví aquellos primeros días de trabajo con un ánimo nuevo, donde la provisionalidad ya no formaba parte de mi vocabulario.

No quisiera extenderme describiendo aquellos primeros días del IES Senara, y los meses y los años que han venido luego. Tengo plena conciencia de que el tiempo pasado en este instituto ha creado otra persona, otro profesor, no sé si mejor o peor que él que llegó, pero si sé que muy diferente.

Profesor-estudiante

Desde entonces, el profesor que soy tiene siempre presente el estudiante que fui, en mi tierra, en el instituto de mi pueblo, donde nos encontrábamos con jóvenes como nosotros, exploradores de la vida con un único afán: lograr ser la mejor versión de nosotros mismos.

Y también, desde que estoy aquí, la persona que soy ahora, defiende la libertad y el derecho a ser lo que se quiera en cualquier lugar, bajo cualquier condición. Bajo estas dos premisas, recibo, en el IES Senara, con mis compañeros y compañeras, año tras año, al alumnado y a las familias, a las gentes de estas dos comarcas, Las Villas y Tierras de Cantalapiedra.

Trabajar para lograr la mejor versión de nosotros mismos desde la libertad de ser, sin ignorar quienes somos y sobre todo, sin olvidar quiénes hemos sido, es uno de los ejes educativos del instituto de las dos comarcas. Un instituto que quiere alcanzar un objetivo que traspasa los límites geográficos de sus paredes, de sus encerados, la voluntad de contribuir a que las mujeres y hombres de las Villas y Tierras de Cantalapiedra sean la mejor versión de ellos y ellas mismas, personas libres, seguras de sí, plenas de curiosidad, orgullosas y conscientes, sin afectación, de sus orígenes, personas comprometidas con la realidad, especialmente la realidad próxima y deseosas de colaborar en su mejora.

Desde esta intención de cooperación en la construcción cultural, social, educativa de la sociedad de nuestros pueblos, es desde donde, humildemente, el IES Senara, su comunidad, se ha puesto al servicio de la población de cada uno de los pueblos de donde viene nuestro alumnado.

Estamos convencidos de que los centros educativos rurales debemos ser algo más que un eslabón entre la sociedad global urbana y la sociedad rural. La realidad de los pueblos exige a los centros educativos ser referentes de iniciativas que impidan la exclusión de la cultura de los pueblos. Rural, popular, local, campo, tierra, no pueden ser sólo sinónimo de pasado, de turismo rural, de fenómeno nostálgico, es urgente encontrar la razón de ser de los pueblos en el mundo contemporáneo.

Herramienta de inclusión

Los centros educativos podemos ser una magnífica herramienta de inclusión de los pueblos, de las zonas rurales en el mundo actual, a través de una educación que estimule, entre el alumnado y entre las familias, el uso de la Cultura y las nuevas tecnologías, no sólo, como vehículos de relación social, sino sobre todo como herramientas capaces de transformar el tejido económico y social, generadoras de nuevas ideas que nos acerquen al mundo, que nos hagan presentes, copartícipes en la construcción del futuro, protagonistas de nuestra propia actualidad, con poder para crear nuevas oportunidades laborales, participar de los nuevos enfoques económicos y contribuir a un desarrollo sostenible que respete la naturaleza y el patrimonio. En definitiva, que vivir en un pueblo sea una opción, no sólo por la búsqueda de una calidad de vida, sino también para que los pueblos sean también tierra de oportunidades.


El IES Senara es un centro educativo y desde él aspiramos a preparar a nuestro alumnado para que asuma la responsabilidad de protagonizar el viaje más importante, vivir, y ayudar a que otros vivan, con dignidad, honradamente, en libertad, y con respeto hacia el otro. Estos principios han de acompañarlos, formar parte de su sentido de la vida, vivan donde vivan, en Madrid, en Salamanca, en Valladolid, en Londres, en NY, en Cantalpino, en Poveda, en Babilafuente, en Huerta, en Villoria...

Por eso, el instituto de Babilafuente, la única plaza pública en la que se encuentran ciudadanos de todos los pueblos de Las Villas y Tierras de Cantalapiedra se empeña año tras años en proponer un modelo de gestión del conocimiento y de la convivencia, inclusivo, integrador, donde quepan los pueblos, las comarcas, las vecindades, porque entendemos que las experiencias personales, locales y comarcales son un plus , precisamente por su singularidad.

Diálogo, mediación, construcción de espacios donde quepamos todos, empatía, resiliencia? son instrumentos que ponemos en manos de los jóvenes de estos pueblos, para que los usen en el instituto, pero también para que los usen en el día a día.

De este modo, el instituto colabora en mejorar la calidad de las relaciones, la gestión de las emociones, no en vano, nuestro alumnado, contempla que su territorio de experiencia vital, va mas allá de los límites de su pueblo, para nuestro alumnado, las comarcas de las Villas y Tierras de Cantalapiedra son un mapa común de afectos, experiencias compartidas y sueños ,un mapa que se dibuja todos los días, en los autobuses escolares, en los recreos, en las clases, en el Senara.

El trabajo de educar es una tarea muy compleja, todo se aprende: a estudiar, a trabajar, a amar, a cuidarse, a cuidar, a ponerte en el lugar de otro, a sufrir sin desmoronarse, a conocerse? Esto es tarea de todos, no sólo de las espaldas del profesorado, también de las familias y de las comunidades ya que en ellas también recae el peso de educar. Implica el compromiso de todos, la colaboración de todos, la complicidad y la comprensión de todos.

Educar, tener estudios, es igual que sembrar, sí, pero el campo hay que atenderlo, hay que mirar por él, hay que prevenir las crisis, no vale improvisar y luego pedir ayuda.

A la educación que es el campo del conocimiento donde esperamos que crezca el futuro, al igual que el campo del que comemos, hay que cuidarla con respeto y responsabilidad, no solo mirando al cielo. La educación no entiende de suerte, entiende de trabajo, entiende de pasión.

Pasión por lo que hacemos, por lo que sabemos, por lo que somos y significamos. La pasión es la energía que pone en marcha nuestro orgullo, nuestro motor, orgullosos de ser una comunidad educativa, un servicio público, que tiene un plan, que tiene un proyecto: aprender y trabajar para ser cada día, porque tenemos plena conciencia de que tenemos un sitio en el mundo, aquí entre ustedes, y porque tenemos algo que decir, algo que enseñar.

Nuestra memoria y nuestro legado son los cientos de alumnas y alumnos que han pasado por el instituto, ciudadanos del IES Senara, el instituto de los pueblos de las Villas y Tierras de Cantalapiedra, y los muros, tapiales, espacios, y patios de nuestro centro educativo, su centro educativo, son nuestro patrimonio. Memoria y patrimonio, como un pueblo más, los habitantes de este pueblo llamado Senara nos sentimos orgullosos de nuestras paredes, de nuestros muros, de nuestros árboles, son nuestro patrimonio, son nuestra historia viva. Somos nosotros mismos, lo cuidamos, lo enseñamos.

No queremos ser la puerta de huida del pueblo para los jóvenes, no queremos ser un puente para cuentos de la lechera, no queremos contribuir a que los pueblos se vacíen. Somos una mancomunidad del conocimiento, tenemos un plan, apoyar a los jóvenes de las Villas y Tierras de Cantalapiedra para que puedan colaborar, del modo en que elijan, en la construcción común del futuro pero también en la del presente. Una construcción de pilares éticos, sin chantajes, que incluyan a todos y todas, una comunidad que colabore con pasión y convicción en la idea de que tiene un presente y un futuro que no se cimenta en el borrado de su memoria y su legado sino en el mantenimiento de su presencia en el ahora. Una construcción que les haga sentirse vivos, partícipes, sin complejos y sin prejuicios allá donde elijan vivir, también en sus pueblos.

Fernando Vázquez Mourelo

Director del IES Senara

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