Esta semana tenía en mente hablaros de un tema que, a mi modo de entender, ha cambiado el modo en el que los grupos de música abordan sus giras o, en definitiva, sus actuaciones en directo. No es otro que la forma de llevar un álbum de estudio al directo, sin que eso se convierta en un defraude masivo. Pero entonces, y de forma repentina, caí en la cuenta de que, la semana pasada, Los Beatles cumplían 50 años del lanzamiento de su disco Revolver. Este majestuoso disco, que además generó una apertura de mente para toda la industria musical, fue publicado por primera vez el 5 de agosto de 1966.
De este modo me viene al pelo hablar de este disco para poder explicar cómo fue la forma en la que con el avance de las producciones musicales y las mejoras tecnológicas de los estudios de grabación, los grupos en el escenario se quedaban, metafóricamente, desnudos.
Recapitulemos: Cuando los Beatles grabaron Revolver, venían de aventuras paranoicas y experiencias psicotrópicas que quisieron plasmar en posteriores álbumes, pero que coincidió que en Revolver obtuvo su resultado más psicodélico. Fue un disco para inventar y probar cosa nuevas. Como ejemplo baste citar que John Lennon escuchó por casualidad una cinta al revés y quiso aprovechar esa nueva sonoridad en el disco.
Es por eso que nos encontramos un abanico enorme en cuanto al colorismo sonoro de este disco, desde voces y guitarras ralentizadas; aceleradas; reproducidas a la inversa; loops de sonido; cambios de intensidades de volumen; músicos de estudio; sonidos de orquesta sinfónica y un largo etcétera que podréis escudriñar si escucháis atentamente cada una de sus canciones.
El problema de este disco llegó cuando se quiso trasladar al directo de un escenario. Les faltaron recursos. Hay que pensar que hace 50 años era imposible incorporar samplers o secuencias en un concierto, como también lo era llevar consigo un octeto de cuerdas o llevar al directo el sonido limpio y rarificado que se había conseguido en la producción del disco en el estudio. Este fue el detonante para que The Beatles dejaran de girar, esa imposibilidad de conseguir sonar en directo como en el estudio, el cansancio acumulado de los cuatro por no parar de dar conciertos en los últimos años y el nacimiento del individualismo de cada uno de los componentes.
Ya sabéis que hoy en día raro es el grupo que no lleva alguna grabación para sus directos, ya sea un efecto de sonido o un sampler de intro o un reproductor de loops.
La tecnología avanza para todo y la posibilidad de llevar un espectáculo más completo es un reclamo mayor para los seguidores y un empuje para los artistas, para seguir trabajando en nuevos discos que volver a llevar al directo, retroalimentándose y evolucionando juntos.