Profesor de Derecho Penal de la Usal
Poco a poco vamos conociendo algún que otro documento de Rajoy que quiere entregar a los grupos mayoritarios de la oposición (PSOE y C,s) para intentar llegar a pactos que posibiliten su investidura y la formación de un nuevo gobierno.
El texto no puede ser más genérico y no existen casi propuestas concretas con las que poder convencer al resto de los partidos. Está lleno de verbos cuya interpretación no va más allá de meras propuestas programáticas, ambiguas, que no aclaran nada. Así los verbos "prometer", "avanzar", "intensificar", "apostar por", "mejorar" o "revisar" son los que más abundan. Y las pocas propuestas concretas se quedan lejos del deber ser de un gobierno que se somete plenamente al imperio de la ley en un Estado Social y Democrático de Derecho.
En materia de corrupción, decir que "los altos cargos imputados por algún caso cesarán cuando se les abra el juicio oral" es no decir nada y desconocer la diferencia entre lo que es la responsabilidad penal y lo que debe ser la responsabilidad política. Por cierto, parece que el PP no utiliza la misma vara de medir cuando tienen en sus filas a presuntos delincuentes o cuando éstos forman parte de otros partidos políticos. Que se lo pregunten a Aznar cuando le dio 48 horas a Demetrio Madrid para que dimitiera, cuando éste había comunicado telefónicamente el día anterior para anunciarle que dimitiría porque iba a ser imputado por una supuesta venta fraudulenta, de la que luego salió absuelto.
Y esta es una de las propuestas más concretas. En otros apartados cuando se afirma que "se intentarán mejorar los mecanismos para denunciar casos de corrupción", nos preguntamos: ¿cómo se mejorarán?, o la de "reducir los aforamientos", ¿cuántos y a quienes?, o la de "reforzar la lucha contra el fraude fiscal", ¿cuáles son las medidas que se adoptarán?. En relación al pacto social se dice textualmente que se "evaluará el sistema de dependencia", ¿no es posible concretar nada más?
Todos estos detalles, además de los antecedentes negativos de la legislatura 2011-2015, son los que provocan recelo en los partidos de la oposición para facilitar la investidura de Rajoy.
Nadie pone en duda que ir a unas terceras elecciones generales en España en menos de un año, además de insólito es negativo para el país y, por tanto, el esfuerzo por el pacto lo tendrían que hacer todas las partes en igualdad de condiciones; de lo contrario, no es un acuerdo dialogado y consensuado, sino impuesto. La realidad nos está demostrando que el PP, lejos de hacer los esfuerzos oportunos por ceder, lo que está ejerciendo es presión y cierto chantaje para que C,s y PSOE apoyen la investidura y, en consecuencia, la formación posterior de gobierno. Es más, esa presión es realizada no sólo por parte del PP, también se respira en los medios de comunicación y en los tertulianos ideológicamente afines. En la televisión pública, por ejemplo, la primera noticia de uno de los telediarios de máxima audiencia hace unos días, fue la de las declaraciones de Felipe González cuando manifestó a un medio argentino que el PSOE debía abstenerse, aunque fuera con la nariz tapada. En cambio, estos mismos telediarios nada o poco dicen (si lo hacen, buscan los momentos de menos impacto informativo) de las últimas noticias sobre corrupción que afectan a miembros del PP en toda España (procesamiento del PP por los borrados de los ordenadores de Bárcenas o el presunto desfalco de 18 millones de euros en la construcción del AVE entre Alicante y Murcia, con empresas fantasma que habrían emitido facturas falsas, entre otras).
Desde el punto de vista estratégico, el portavoz de C,s en el Congreso, Juan Carlos Girauta ha manifestado que votar a favor de la investidura de Rajoy puede ser la "autodestrucción de su partido". Y no le falta razón porque sabemos que el caladero de votos de esta formación política se ha nutrido, en su inmensa mayoría, de electores de la derecha moderada desencantados con la gestión política del gobierno del PP. De ahí que, como dice Girauta, si votan afirmativamente en la investidura de Rajoy, serán considerados un apéndice del PP y finalmente absorbidos por él.
En la otra bancada, la del PSOE, también se considera normal que ni apoyen ni se abstengan en la investidura de Rajoy, porque, como bien ha dicho Patxi López, "el PSOE no puede avalar y blanquear a un gobierno marcado por los recortes y la corrupción".
Es absolutamente necesario que se exploren otras vías de diálogo, negociación y acuerdos entre todos los partidos políticos, sin excepción, incluso los que algunos demonizan como "separatistas" y "amigos de terroristas". En un escenario en el que todas las formaciones políticas rechazan la violencia terrorista y se someten al examen de las reglas de juego democráticas, no se puede excluir absolutamente a nadie. Ahora bien, los actores intervinientes deben comprometerse a dialogar sinceramente, sin egoísmos personales y partidistas y dispuestos a defender los intereses generales de los ciudadanos como objetivo irrenunciable.