| Para vencer el calor sólo necesitamos un poco más de paciencia para vislumbrar a los más convencionales representantes de nuestras faunas. Y recorrer, claro, las fronteras del día y la noche. Porque este es mes para noctámbulos. Sobre todo entre los mamíferos. La sombra que el propio planeta crea sobre sí mismo es buen amparo para el insolente calor que tan mal soportan los con pelo. Dominan, pues, los paseantes nocturnos entre las faunas más cercanas. Los lobeznos aprenden a cazar con presas disminuidas que aportan sus padres e incluso pueden comenzar a acompañarles en alguno de los acosos. Buen cuidado para evitar la eficaz cooperación de los cánidos pone el corzo, sobre todo porque su ofuscación amatoria puede facilitarles el trabajo. El más bello, tímido y pequeño de nuestros cérvidos está ya del todo encelado. Busca pareja y lo demuestra lanzando con bastante frecuencia su inolvidable "ladrido". Sólo los más pacientes y afortunados llegarán a contemplar los correteos | La noche nos dejará ver las luciérnagas. Nacen masivamente las avispas en sus panales. También varias especies de reptiles como la culebra bastarda y los lagartos ocelado y verdinegro. Ponen en los ríos los alburnos. Florece el estramonio y han comenzado a cruzar el estrecho de Gibraltar las primeras cigüeñas blancas.
También allí veremos algunos jóvenes cucos, que se van a África al menos un mes más tarde que sus despreocupados progenitores. |
| EI paisaje del sonido tiene un dueño monótona y acaparadora crispación amatoria de uno de los animales que más cantidad de llamadas emite anda segando nuestro tímpanos. Es la chicharra. Lo mismo sucede con el aleteo de las moscas. O el violín de los mosquitos. El mundo es de los insectos, que ahora son cósmicos. Apogeo también de los arácnidos, que enmallan todos los rincones posibles para atrapar a sus presas. Las arañas lobo, como los escorpiones, acarrean además a sus ciento y pico crías en el dorso. Tampoco resultan infrecuentes las agregaciones de libélulas. A menudo cabe observar también decenas de especies, y hasta pequeñas nubes de mariposas ninfas, colías, náyades, saltacercas y hasta media docena de polillas nocturnas se irán levantando a nuestro paso pr los herbazales. De vez en cuando, alguna de las gigantescas chupaleches, y la bajá de dos colas, aficionada por cierto a los excrementos, y por ello fácil de observar en cualquier camino. |
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