Comienza agosto, ese mes por excelencia de excursiones, sol, mar y reencuentros familiares, periodo talismán para llevar a cabo deseos que los creemos reprimidos durante el año, con la consecuencia de que en este mes a veces el listón se coloca demasiado
Como consecuencia, las estadísticas no engañan y septiembre se convierte en el mes aglutinador de las separaciones. Mi artículo de hoy es una reflexión, una apuesta por sacar del baúl esa parte sublime de la sencillez que es la poesía. Aquellas poesías de amor que le regalamos a ella o a él, que no tienen por qué ser escritas, como la que a continuación les dejo, pues la mayor parte quizá sean ese recuerdo de un beso o de una amable sonrisa? A veces no existe otro camino que mirar atrás para tomar impulso? Acabemos con las separaciones. Que finalicen todas en tormentas de verano.
Esta poesía a mi chica, compañera, esposa y todo, tiene vigencia de treinta y muchos años. Como se puede comprobar por las fotografías, de ayer a hoy, la sonrisa ha prevalecido, pero los avatares de la vida ni a nosotros ni a nadie han puesto el camino fácil.
ME GUSTARÍA SER...
? Lápiz para escribir
en tus pestañas
de libro.
? Sol que se fusione
en tus mejillas
con mi aliento.
? Espejo de memoria
que alumbre la edad
de tus ojos.
? Pararrayos de sueños
ocultos en la paranoia
de mis celos.
? Diana de láser
que señale
mi presencia.
? Aro que acaricie tu lóbulo
y se quede a vivir
eternamente.
? Trocito de tarta
que se eleve a tu boca
en el corazón de tus dedos.
? Pero más que todo,
me gustaría ser
lo que soy:
? Un nadador en tus lágrimas
cautivo de tu sonrisa.
(Inédito)
(Copyright del autor. Fotos y poema personales)
Fernando Robustillo Rodela