Alberto Lamelas, en el sexto, cortó una de las orejas más valiosas de la feria
Una miurada acogía como cierre esta tarde la Feria de la Magdalena de Mont de Marsan. A las seis en punto hacían el paseíllo Fernando Robleño, Alberto Lamelas y Javier Castaño ?este último sustituyendo a Manuel Escribano-.
El primero de Miura fue un toro que salió lastimado, flojendo, sin dar pelea alguna. Luego se refugió en tablas y nada le pudo hacer Robleño ni con capote ni con muleta. El respetable protestó fuerte para que se cambiase el toro, pero no accedió el palco. Al final abrevió, mató de buena estocada y fue silenciado.
El segundo fue un toro, aparte de feo de hechuras, sin opciones, mansurrón y sin buscar pelea. También tuvo un cierto peligro, por lo que Castaño no pudo lucirse ni de capote ni de muleta. El toro se quedaba muy corto, no daba ni medio muletazo y pegaba un arreón. Lo intentó Castaño, al que le costó meterle la espada. Lo consiguió, cayendo el animal tras descabello. Fue silenciado.
Dispuesto y a por todas salió a por el tercero de la tarde Alberto Lamelas, que se fue a portagayola en un momento emocionante. Le pasó cerca el toro, y tuvo más bravura y emoción que sus hermanos. Algunos capotazos buenos por parte de Alberto emocionaron también al público. Empujó fuerte en el caballo, haciendo Alberto una faena firme. No fueron muletazos tan puros debido a la embestida descompuesta del animal, pero logró buenos muletazos al natural. Culminó por manoletinas jugándosela de verdad. Desafortunadamente dejó ir con el fallo a espadas el triunfo, quedando en el tercer intento muy baja. Fue silenciado.
Emocionante resultó el cuarto, un toro de Miura que de salida barbeó tablas hasta que consiguió saltar al callejón. Hubo momentos de peligro pero afortunadamente no pasó nada. Unas verónicas encajadas de Robleño llegaron con facilidad al tendido, yendo hasta en tres ocasiones al caballo el animal, aplaudiendo el público el comportamiento del animal. Muleta en mano, y tras brindis al respetable, anduvo valiente Fernando para tragarle al toro, que se tornó en complicado. La gente anduvo con el torero, que no estuvo fino con la espada, pinchando y dejando una estocada baja. Fue ovacionado.
El quinto de la tarde, para Javier Castaño, fue un toro complicado, pegando arreones en todo momento. De capote, lo llevó como pudo hasta los medios. En varas empujó y, muleta en mano y tras brindar al presidente de la comisión taurina, anduvo firme y con mucho oficio. No fueron muletazos bellos pero sí valerosos por ambas manos. Mató a la segunda, tardó en caer el toro, usó el descabello y escuchó palmas.
Alberto Lamelas se fue también a por todas con el sexto, a portagayola espectacular. Vinieron verónicas de capote muy buenas, un gran remate y, tras rematar, el toro siguió con él y le pegó un palizón dramático. Lo tuvo en el suelo, lo levantó y lo estrelló contra las tablas. En el momento en el que se lo llevaban a las tablas, se recuperó el jiennense para regresar sin mirarse, con vergüenza torera y una herida fuerte en el rostro, magullado de golpes. Puso al toro en suerte para el caballo y se entregó en la faena, puesto que no regalaba nada el de Miura. La emoción fue la tónica del trasteo. Metió la espada con todo el corazón. Cortó una de las orejas más valiosas que se han dado en la Feria.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros de Mont de Marsan. Última de Feria. Corrida de toros. Lleno.
Seis toros de Miura.
Fernando Robleño, silencio y ovación.
Javier Castaño, silencio y palmas.
Alberto Lamelas, ovación y oreja.
INCIDENCIAS: Se desmonteró en el cuarto el banderillero Raúl Ruiz.