OPINIóN
Actualizado 19/07/2016
Redacción

Estoy segura que todo el mundo cree que mudarse de casa es lo más complicado. Primero, porque hay que elegir qué tirar, sabiendo que cada objeto lleva impreso un recuerdo, pueden ser objetos no deseados pero que las convenciones sociales nos han obligado a tener que aceptarlos. A este capítulo corresponden los regalos de boda, cada uno de ellos a cual más extraño. Porque mucha gente hace regalos más pensando en sus gustos personales que en los gustos de quien va a recibirlos, aunque quienes los reciben estén obligados a mentir y decir que son estupendos. Estos son los regalos que podríamos considerar como "egoístas"; en oposición a los "generosos" que están directamente relacionados con la forma de vivir del regalado. Definitivamente las mudanzas parecen más difíciles, pero todas siguen las mismas reglas y, lo mejor de todo, se hagan o no, es fácil saber en qué consisten: vaciar la casa: empaquetar y trasladar, así de simple. En cambio, mudarse de ideas no sigue la misma lógica, porque nos genera rechazo quien es capaz de creer en algo para defender luego justo lo contrario. Seguro que cada uno de nosotros conoce a más de uno que ha dado una vuelta de tuerca a sus creencias para volverse irreconocibles. Estoy pensando en periodistas, que cuando eran jóvenes militaban en el Partido Comunista y, sin embargo, ahora se muestran orgullosos de ser personas de "derechas", como Federico Jiménez de los Santos.

Otro personaje similar es Antonio Pérez Henares, más conocido como Chani, que pasó de ser redactor jefe de Mundo Obrero a defender con pasión la política de Mariano Rajoy. Jorge Vestrynge, por su parte, militó de joven en la extrema derecha francesa, luego fue candidato a Alcalde de Madrid por la antigua Alianza Popular, y terminar en el PSOE, aunque sin cargo alguno. Bien es cierto, que algunos sólo han hecho una pequeña mudanza, digamos que se han moderado, por decirlo en términos políticos, por ejemplo quienes militando en el Partido Comunista terminaron en el PSOE, como Nicolás Sartorios, o Diego López Garrido o Antonio Garrido, responsable de CCOO. Pero también contamos con casos donde han tenido que cambiar de piel hasta desfigurarse. Por citar sólo algunos, quienes habiendo desempeñado altos cargos de gobierno en el PSOE, como la abogada laboralista Cristina Alberdi, pasó a trabajar para el Ayuntamiento de Madrid, bajo el Gobierno de Esperanza Aguirre. O Rosa Díez, eurodiputada por el PSOE, fundó su propio partido UPD. Un lugar de aprendizaje idóneo porque en sus filas y en menos de un año, Irene Lozano pasó de ser alternativa a Díez para dejarse seducir como número 5 de candidata por el PSOE, y Toni Cantó cayó en los brazos de Rivera, líder de Ciudadanos. Dice el filósofo Norberto Bobbio que la ideología es "un conjunto de ideas y valores cuya función es dar coherencia entre lo que sentimos y lo que hacemos y lo que creemos". Está claro que Bobbio no contempló semejante travestismo político.

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