OPINIóN
Actualizado 16/07/2016
Redacción

"Al sexto mes fue enviado por Dios el ángel Gabriel a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José: el nombre de la virgen era María" (Lc 1, 26-27). Así nos es presentada por el Evangelista Lucas esta jovencísima y singular mujer, con su nombre por delante, porque el nombre es importante.

El sexto mes del que habla el evangelista (entre febrero y marzo), coincide en Israel, con la aparición de la primavera que se anuncia con la demostración más increíble de flores silvestres que se pueda imaginar. En Galilea y en las alturas del Golán, espectaculares flores cubren las colinas y los campos de bellos colores. Dos ejemplos muy comunes son la adormidera y la anémona. También pueden verse lirios morados, algunos de los cuales son tan oscuros que se conocen con el nombre de "iris negro". Hay también jacintos salvajes, y deslumbrantes lupinos azules. Son muchas las personas que en marzo visitan el Monte Gilboa para ver el iris púrpura en un espectáculo único por las impresionantes vistas de las colinas de Galilea, que se extiende por el norte hasta el Hermón cubierto de nieve en su cima y de verde en su ladera y valle.

Pues bien, con este telón de fondo, se nos presenta a la jovencísima María, Una adolescente de 12 o 13 años que se llama María ("miryãm" en hebreo).

El nombre para el israelita, es el compendio de la vida, es la misión y la esencia del ser que lo lleva, de tal manera que pronunciarlo es conocer a esa persona en su más íntima intimidad, en su "mismidad", podríamos decir. Y es el mismo "ángel" que llega para anunciarle un gran plan a la doncella, el que desvela el significado del nombre Miryam. Dice el texto de Lucas que el ángel la saludó llamándola "llena de gracia". Desglosando un poco el saludo del ángel descubrimos el contenido del nombre de la doncella: "llena de gracia" es lo mismo que decir que es excelsa, elevada, elegida, señora y dama, que tiene todo el encanto dentro de sí, que no le falta ninguna cualidad, que es perfecta. Y el ángel añade "has hallado gracia delante de Dios", que es lo mismo que decir: eres la Amada de Dios. Por eso el final del saludo "el Señor es contigo", no es más que la firma de ese nombre, la afirmación que lo rubrica.

Pues, bien, esta es la joven María, de la que han salido miles de advocaciones desde el corazón de sus devotos. Una de las más populares es la de la Virgen del Carmen, y hoy día 16 celebramos su fiesta.

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