OPINIóN
Actualizado 15/07/2016
Eutimio Cuesta

En lo que a mí me alcanza, nunca la oposición ha sido más ninguneada ni sometida a una presión tan brutal como en estos últimos tiempos. La oposición nunca ha recibido más jetazos por todos los costados como ahora, arguyéndose, sonoramente, el interés general y apelando a la responsabilidad y al sentido común; pero la argucia tiene las patas cortas como la mentira, y se deja ver el plumero el "cantamañanas", ese pájaro pinto que, alegre, canta por la mañana.

Dentro de mi corto alcance, hace unos pocos años, este país nuestro vivió una situación extremísima, se jugaba su provenir y el de sus ciudadanos, y la respuesta de la oposición, de entonces, fue: "cuanto peor, mejor". Los mediáticos callaron y cerraron su micro. Hoy el protagonista es de los suyos: y la cosa cambia. Y, en este enredo y vaivén, yo me interrogo, ¿a qué interés general de España se recurre? Porque, entre las prioridades, no se encuentra el de la mayoría de la población española. Basta con abrir la ventana, cada mañana, y, darte, de narices, con un sinfín de problemas, que la sociedad soporta con la mayor resignación e impotencia, pero, desde el "púlpito" nos gritan, que ya hemos llegado al paraíso.

Y yo incrédulo, como Santo Tomás, no estoy dispuesto a dar mi cheque en blanco, y menos en esta situación, en que lo divino suplanta a lo humano, y si, antes, no me explican: por qué, habiendo un millón de trabajadores más en el mercado, el déficit o el agujero de la Seguridad Social aumenta, y peligra, incluso, el cobro de las pensiones presentes y futuras. Es que no me cuadra: si ingresa más cuotas, ¿cómo es posible que la caja tenga menos dinero? ¿O tiene agujeros? No pido más que una explicación; quizás la "ley laboral" no esté bien hecha, quizás haya que modificarla. Dentro de otras dudas, ¿cómo es posible que la educación, la sanidad y muchas más cosas vayan mejor, quitando profesores, médicos y otros, reduciendo los recursos y cerrando plantas de hospitales?

Y para más "inri", que se diga que han aumentado las becas a nuestros universitarios, cuando lo que se ha hecho, ha sido trocear una beca, como, antaño, mi madre cuando partía una sardina para tres.

Hay muchas más cosas, que no se callan, que levantan su voz, como aquellas que ponen trabas a la justicia; manipulan la televisión pública y coartan la libertad de salir a la calle a reivindicar nuestros derechos, sin miedos a que nos caiga encima la espada de Damocles Y tantos caprichos más de niño bien.

Y mientras estos asuntos y otros no se expongan sobre la mesa, se debatan y se llegue a un compromiso responsable de pacto, yo me negaré a entregar mi cheque en blanco

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