OPINIóN
Actualizado 12/07/2016
Redacción

Hasta aquel fatídico 10 de mayo de 2010 en el que el gobierno de Zapatero, conminado por Ángela Merkel, el FMI y compañía, aprobó aquel paquete de recortes que nos dejó temblando, los españoles no supimos con certeza que habíamos entrado en un periodo de crisis. Después, esos profetas del pasado que son los economistas nos aclararon que la recesión se había incubado a partir de 2008 en Estados Unidos al estallar la burbuja de las hipotecas subprime llevó a la quiebra al gigante Lehman Brothers.

Viene a cuento lo anterior porque oyendo a los altos cargos de la Junta que ayer comparecieron ante la comisión que investiga los escandalosos sobrecostes del Hospital de Burgos va a resultar que el gobierno de Juan Vicente Herrera ya era consciente en 2005 de una crisis cuyos primeros síntomas no aparecieron en España hasta 2009.

En su intento de justificar la construcción y equipamiento de dicho hospital a un consorcio privado, la consejera de Hacienda, Pilar del Olmo, argumentó que, ante una crisis que redujo en un 40 por ciento las inversiones de la Junta, una inversión de esta envergadura no podía afrontarse vía presupuesto público. Pero ocurre que dicha reducción de las inversiones no se produjo hasta 2011, cinco años después de que el hospital fuera adjudicado.

El modelo público-privado elegido para el hospital burgalés se gestó en 2005, en pleno ciclo de crecimiento económico y expansión presupuestaria de la Junta. Se adjudicó concretamente el 26 de enero de 2006, día de SanTimoteo, en una cuantía de 242 millones de euros que después se disparó hasta los 538.

El presupuesto de la comunidad pasó de 8.533 millones en 2005 a 9.034 en2006, a 9652 en 2007, a 10.384 en 2008 y a 10.584 en 2009, dando por tanto un salto de un 24 por ciento en esos cuatro años, lo que no está nada mal para estar en "crisis". Y si hablamos de la deuda publica de la comunidad, en 2006 era de 1.798 millones, el 3,40 del PIB autonómico, menos de una quinta parte de los 10.557 (19,40 del PIB) con la que cerramos 2015.

Así pues, vincular a la crisis el modelo de concesión del Hospital de Burgos es un argumento más falso que una moneda de tres euros.

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