OPINIóN
Actualizado 11/07/2016
Francisco Iglesias

La muerte de un torero aviva el diálogo sobre la tauromaquia, pero ¿es esta la forma más adecuada?

Cada vez son más las personas que se manifiestan en contra de la tauromaquia (que no de los toros) lo que me parece que, dada la evolución social, tiene lógica y me atrevería a pronosticar que cada día serán más. Sin embargo, esta corriente es frontalmente opuesta a otra que desea mantener una tradición considerada por muchos idiosincrática a nuestra cultura, y que además también cuenta con numerosos defensores. Lo que es desgraciado en mi opinión es que en ambos bandos hay extremos radicales.

Como sabrán ustedes, en Teruel este fin de semana ha fallecido un torero ejerciendo la profesión que escogió fruto de su voluntad y probablemente de los modelos aprendidos en su entorno, pues imagino que sus padres no pertenecerían al bando de los antitaurinos.

He leído en las redes auténticas barbaridades, de una insensibilidad extrema, convirtiendo la desgracia de una familia en un cruce de acusaciones brutales, desde que era una muerte merecida, a acusar de terroristas a los que defendían al toro frente al torero.

Ojalá estas palabras tan desafortunadas no hayan llegado a los oídos de quienes han perdido a un ser querido y les permitan pasar su dolor sin añadir más dolor.

Si la tradición debe continuar o no es un debate legítimo, pero hasta para el diólogo hay que saber escoger el momento, y, sobre todo, si se quiere ser respetado hay que empezar por respetar.

En la imagen, cogida mortal del torero Víctor Barrio en Teruel

Leer comentarios
  1. >SALAMANCArtv AL DÍA - Noticias de Salamanca
  2. >Opinión
  3. >Toreros: ¿héroes o villanos?