No descubre nada nuevo "El topillo" al lamentar el penoso estado de abandono de una buena parte del patrimonio monumental que atesora Castilla y León, que no por casualidad lidera, con creciente y gran diferencia sobre la siguiente comunidad autónoma, la Lista Roja del Patrimonio que elabora la prestigiosa asociación Hispania Nostra.
Entre los 236 bienes patrimoniales incluidos en dicha Lista no figura el emblemático rollo de Villalón de Campos, singular exponente del gótico florido construido en 1523 y declarado monumento nacional desde 1931. Sin embargo, una negligente labor de limpieza de su basamento llevada a cabo hace un año por el ayuntamiento ha puesto en la supuesta picota, nunca mejor dicho, al sempiterno director general de Patrimonio Cultural dela Junta, Enrique Sáiz.
El PSOE ha solicitado su dimisión por encubrir, y en consecuencia no reparar, los daños producidos al realizar en su día dicha limpieza con máquina de hidropresión que ha terminado erosionando las escaleras y la base de piedra sobre la que se asienta el histórico rollo. El portavoz municipal socialista denunció en su momento dicha actuación ante la dirección general, la cual, basándose en el informe técnico de un arquitecto de la Junta, concluyó que se trató de una "simple limpieza de mantenimiento" que no causó deterioro alguno en el monumento.
Dado que un año después los daños pueden observarse a simple vista, el portavoz socialista ha pedido la dimisión de Sáiz, acusando al director general y al autor del informe, casualmente candidato suplente del PP en las elecciones generales de diciembre, de "tapar" la negligente gestión de su compañero de partido José Ángel Alonso, el alcalde que ordenó acometer la cuestionada operación de limpieza.
Ya se sabe que basta que la oposición pida un cese para que el gobierno de turno confirme más que nunca en su puesto al alto cargo en cuestión. El máximo ejemplo en la actual legislatura es el del consejero de Sanidad, Antonio María Sáez. En el caso de Enrique Sáiz ni siquiera hacía falta eso, ya que se trata de uno de esos "intocables" amigos de Juan Vicente Herrera que gozan de la absoluta bula presidencial. La prueba es que lleva en el cargo trece años, habiendo sobrevivido a cuatro titulares de la consejería de Cultura.