OPINIóN
Actualizado 27/06/2016
Redacción

Pasado el resacón bi-electoral, confirma el escrutinio de la "gran escuesta" que el ganador de los comicios ha sido el autodenominado partido del pueblo por su apellido Popular, para disgusto de extraños y alegría pasajera de propios, porque los populares no tienen las papeletas necesarias para garantizar el nido de la gaviota en la Moncloa otros cuatro años.

La abstención y la migración del voto "ciudadano" a Génova no bastará para consolidar en el mapa gubernamental la mayoría absoluta y el dominio institucional ejercido por el Partido Popular durante los últimos cuatro años, pero todos los aspirantes deben saber que no hay mortal sobre la piel de toro que acepte terceras elecciones, ni cuerpo que las resista.

Por otro lado, no puede considerarse un éxito socialista evitar el sorpasso, cuando se han perdido cinco escaños con respecto al peor resultado obtenido el 20 de diciembre si, además, la aspirante al trono de Ferraz ha perdido las elecciones en el feudo andaluz, a favor de los populares, sin permitir a uno ni a otra hacerse mutuamente una peineta.

El voto útil para algunos y el del miedo para el resto de "ocultados", ha sido bien aprovechado por el Partido Popular en toda España para rapiñarle papeletas a los "ciudadanos" seguidores temporalmente de Rivera, cuando estos le han abandonado a la puerta de los colegios electorales.

Con sello de urgencia cabe decir a los poderosos de Podemos que las elecciones se ganan en las urnas no en las encuestas; que les ha sobrado insolencia, prepotencia, disidencia y apetencia; faltándoles experiencia, paciencia, prudencia y querencia.

Finalmente, se confirma que el bipartidismo sigue vivo tras superar la gripe política inoculada por el 15-M, y que los votantes han perdido la conciencia de pecado público, olvidándose al meter la papelera en la urna, de los "amiguitos del alma", la Gurtel, los EREs, la Púnica, Pokemon y los otros 119 casos de corrupción en manos de la Justicia.

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