OPINIóN
Actualizado 27/06/2016
Fernando Robustillo

Si somos demócratas, hay que felicitar a Rajoy y al PP. Hoy don Mariano está más cerca de los ocho años de legislatura que, como mínimo, tuvieron todos los presidentes que le precedieron, desde Felipe González a Zapatero, pasando por José María Azna

La pregunta obligada después de la jornada de ayer debe ser la siguiente: ¿Ha merecido la pena repetir las elecciones del 20-D? Respondamos sin eufemismos ni juegos malabares: No. Habrá quien diga que ha subido en votos o que en la general, como si fuera una vuelta ciclista, ha ganado algún que otro puesto.

Sin embargo, la realidad, traducida en escaños, que al fin y al cabo es lo que cuenta, nos ha llevado al mismo sitio. Ningún partido tiene mayoría en una suma con sus afines. Por tanto, después del gasto y de alguna que otra "momia" de diputado, con perdón, que se ha quedado por el camino, el sentido común nos dice que, más o menos, hemos vuelto al mismo lugar de partida.

Pormenoricemos. Comencemos por el PP, aún más rico en votos y escaños (137, catorce más) en estas elecciones pero enrocado como el 20-D por la figura de Rajoy, a quien ni Sánchez ni Albert le van a dar la cantimplora. En segunda posición, descartado el sorpasso, con cinco escaños menos (ahora 85), pero sin hipotecas, tiene mucho que decir, a derecha o izquierda, el Partido Socialista. Seguimos: Como nada ha cambiado, en tercer lugar tenemos a Podemos con los mismos escaños, los suyos, pero con otra hipoteca más: la de Izquierda Unida (en total, 71). Lamentablemente, Unidos Podemos creyó que el PSOE era algo así como el Partido Socialista griego, séptima fuerza en su país, y ya se atrevía a ofrecerle una mano a Sánchez para auparlo del precipicio. Esto apoyado por las encuestas, que muchas creyeron ingenuamente que los españoles eran unos ciudadanos con coleta. Lo dicho: Lamentable. Y, por último, Ciudadanos, con una bajada de ocho escaños, va a suponer una fuerza mayor que aportar al nuevo panorama.

Analicemos. Lo primero y más importante es conocer qué quiere el Partido Popular, para que no ocurra lo del 20-D, que, aun ganando, se quedó mudo ante el Rey. ¿Se pactará un Gobierno del PP y Ciudadanos, con la abstención del PSOE, basado en las medidas sociales del pacto Sánchez-Rivera? ¿En este caso, sería un Gobierno presidido por algún señor Margallo que fuera consciente "de que su partido se ha pasado siete pueblos con los recortes"? ¿Se negociaría un Gobierno, tipo Pactos de La Moncloa, en el que un partido nada frívolo y responsable como el PSOE lo apoyaría con el matiz de que fuera presidido por un independiente del carisma de Revilla? ¿Este último Gobierno sería bien acogido por parte del electorado de Podemos? Es posible. ¿Por parte de su cúpula? No lo creemos.

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