Nada hay tan conmovedor como esa entrega humana a una determinada labor, marcada por la atención y el silencio. Es lo que ocurre aquí. Estas Penélopes serranas tejen un tiempo que parece ensoñado. Se realizan en él, a través de unos hilos, de unas labores
Nada hay tan conmovedor como esa entrega humana a una determinada labor, marcada por la atención y el silencio. Es lo que ocurre aquí. Estas Penélopes serranas tejen un tiempo que parece ensoñado. Se realizan en él, a través de unos hilos, de unas labores, que marcan su estar en el mundo. Y, a través de esa tarea, percibimos que se realizan, que se salvan, que entonan un himno al mundo desde el silencio de su entrega.
José Luis Puerto (Texto) / Rosa Gómez (Fotografía)