LA CONSULTA PISOCOLÓGICA.
Esta etapa del año cercana a las evaluaciones de finales de curso es propicia para que alumnos y padres afectados por fracasos escolares de sus hijos se interroguen por las causas de los mismos.
No incluimos en nuestro análisis aquellas dificultades de aprendizaje y de rendimiento que son causadas por la falta de cualidades pedagógicas de un profesor concreto o los problemas organizativos de algún colegio determinado; centramos nuestra atención solo en aquellos fracasos, mayores o menores, más o menos subjetivos, que tienen que ver con el alumno/a, con el sujeto que está estudiando y sometido a experiencias evaluadoras.
Desde hace muchas décadas la clínica infantil y juvenil ha demostrado cómo numerosos casos de dificultades y fracasos escolares tienen que ver con las relaciones familiares del alumno. Cuando un niño/a, adolescente, o joven está viviendo consciente o inconscientemente conflictos emocionales en sus relaciones dentro de la familia, es muy posible que estas vivencias conflictivas aparezcan bajo la forma de un síntoma: sus dificultades en el aprendizaje o sus dificultades en el rendimiento en las evaluaciones.
¿Cuál es el nexo que une esta conflictiva familiar, manifiesta o latente, y el fracaso o bajo rendimiento en los exámenes? El nexo tiene que ver con la intencionalidad (en general inconsciente) del alumno que fracasa: muy frecuentemente sus suspensos, sus notas bajas, son un modo de protesta encubierta o de agresión a alguna o ambas figuras paternas, la madre, el padre o sustitutos.
Cuando no se ha objetivado una especial ausencia de capacidad en alguna materia ( las matemáticas, la geografía, la comprensión escrita, etc.) en el alumno, su fracaso en ella siempre nos pone en la pista de que el origen de las dificultades está fuera de la naturaleza de asignatura. Frecuentemente se da el hecho de que cuanto más interés o exigencia muestran los padres en el éxito escolar, más los hijos con alguna dificultad emocional significativa en el seno familiar, fracasan. No querer ver esto solamente habla de cómo a la familia, como grupo, le cuesta mirarse a sí misma y aceptar, como primer paso, que quizás tenga problemas de relación o afectivos, generadores de otros síntomas en sus hijos: como las dificultades o los fracasos escolares.
Francisco Delgado. Doctor en Psicología. francisco.delgado3@gmail.com
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