OPINIóN
Actualizado 25/05/2016
Mª del Carmen Prada Alonso

Las cmpañas electorales dan para todo tipo de anécdotas. Y me ha llamado especialmente la atención la producida con el culito de Pedro Sánchez, cuando en olor de multitudes una mujer le lanza un piropo y Susana Griso, que se encontraba con el aspirante a presidente, repitió la frase que no se había oído bien, y que hacía referencia a lo bien que le sentaban los vaqueros al caballero, haciendo mención expresa a su culito.

Y Pedro ríe, y Susana ríe, y ríe todo el mundo cuando se zapea la anécdota, todos felices y contentos.

Esa cercanía de Pedro y esa mención a la parte de su anatomía que tan bien resaltan sus vaqueros, ha sido una anécdota graciosa que como tal se ha tratado.

Y digo yo, ¿qué habría ocurrido si el culito en cuestión hubiera pertenecido a una política y el piropo hubiera salido de la boca de un hombre?

Pues que se habría montado parda. Ya no tendría gracia ninguna, las feministas se hubieran puesto como hidras, se habría obligado al "machista" a pedir perdón hasta en arameo, se le amenazaría con denuncia, suspensión de empleo y sueldo, lapidación y exilio.

A esto hemos llegado, sí.

Que una señora piropee la anatomía íntima de un político es fantástico, para ella, para el político y para todo el orbe. Que un hombre lo haga de una política lo lleva directamente a la guillotina.

El feminismo exacerbado se convierte en estúpido y lleva a incongruencias que rozan el ridículo. Se ataca y contradice a la Real Academia Española de la Lengua, se inventan femeninos absurdos, y lo peor, se llega a extremos que nublan la verdadera lucha por los derechos de la mujer, y eso es muy triste porque se devalúan los avances conseguidos.

Yo quiero, lógicamente, la igualdad entre hombres y mujeres, pero sin menoscabos ni extremismos.

Y aplicando esto al tema, si a Pedro Sánchez se le puede alabar a viva voz su hermoso culito, que también se pueda hacer con el de una mujer sin que se levante un tsunami de enfurecidas protestas. Porque ahí también está la igualdad, por muy superficial que parezca.

La crisis económica ha dejado a los jubilados sin obras en qué entretenerse; la crisis y el feminismo nos ha dejado a las mujeres sin los piropos de los albañiles.

Así que propongo a los políticos de buen ver que en sus campañas, además de lucir vaqueros, nos prometan que promoverán el sector de la construcción, pero de la vieja escuela.

A ver qué mujer protesta después de lo del culito de Pedro Sánchez.

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