OPINIóN
Actualizado 24/05/2016
Luis Gutiérrez Barrio

Y parece que fue ayer cuando un grupo de cuatro o cinco amigos se reunieron una tarde en La Regenta para hablar de lo que se terciara. La conversación quedó inconclusa y decidieron volver al martes siguiente. Aquello fue creciendo, se fueron sumando amigos, hubo que buscar un local más amplio. Y ya han pasado veintiún años. Desde entonces ese grupo de amigos, ha ido creciendo y cambiando, ahora somos unos treinta, seguimos reuniéndonos todos los martes del año. Si, si todos, hasta los más calurosos de los meses de julio y agosto, y para más inri a las cinco de la tarde. Esa hora en la que el sol salmantino deja aletargada a casi toda la ciudad, a esa hora en la que es muy difícil ver por las calles a persona alguna que no sea un turista despistado. Pues a esa hora, los martes, podemos ver a los tertulianos con paso algo cansino, pero con la mente llena de ilusión, recorrer esas calles cobijándose en el diminuto resquicio de frescor que ofrece las exiguas sombras, acercarse al Hotel Rona Dalba. Una vez allí el espíritu renace con el frescor del aire acondicionado y la satisfacción de encontrarse con el resto de los tertulianos, con el ánimo de querer aprender, comunicarse, ofrecer su opinión sin tapujos, con respeto y buena armonía. Lo que no quiere decir que la tertulia esté exenta de momentos tensos, de días en los que parece que la tranquilidad y el sosiego salen por la puerta del salón abandonando a los tertulianos a su suerte. Pero nunca va demasiado lejos, enseguida regresa y apacigua los ánimos de los más vehementes.

No es fácil conseguir la fidelidad de un grupo de personas tan heterogéneo para que acudan martes a martes durante tantos años. No es fácil mantenerles interesados por volver al martes siguiente, no es fácil buscar un invitado experto en algún tema, para que todos los martes nos presente y nos exponga sus conocimientos, que aguante a los tertulianos, cada uno con sus preguntas, opiniones, divergencias, puntualizaciones? No, no es fácil, pero es eso lo que mantiene viva la tertulia. No en vano, este mismo martes, cumplimos veintiún años, o lo que es lo mismo MIL CINCUENTA tertulias.

La tertulia Rona Dalba está abierta a todos cuantos quieran acudir a ella. No se necesita ser socio de nada, ni pagar cuota alguna, tampoco es necesario tener ningún tipo de carné. Es tan fácil como llegar al Hotel Rona Dalba, cualquier martes del año a las 17,00 h. entrar en el salón, sentarse cómodamente, escuchar y luego, si le apetece, intervenir con sus preguntas, opiniones, o desacuerdos, con lo que allí se ha expuesto. Nadie le va a pedir nada, nadie le va a prohibir nada, solamente pedimos el respeto debido a todas las personas y a sus ideas, tanto a la hora de escuchar como a la hora de rebatir.

Por todo esto, y por tantas y tantas cosas más, que la tertulia ofrece a cuantos a ella acuden, y esperamos que siga ofreciendo durante muchos años, es por lo que, cuando llega el mes de mayo, los tertulianos celebramos nuestro aniversario. Primero con una tertulia, por supuesto, luego y en el mismo hotel que nos da cobijo, una cena de cumpleaños. Este año la celebración tendrá lugar este martes, 24 de mayo.

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