OPINIóN
Actualizado 14/05/2016
José Antonio Mirón

Basta pasear por nuestra ciudad para darnos cuenta de que se trata de una ciudad con dinamismo y sosiego, características que vienen determinados por sus edificios históricos y sus calles; pero también por sus dos grupos demográficos mayoritarios, los universitarios y los mayores. Los jóvenes universitarios dinamizan los negocios, bares y comercios, con los que dan salida a su vitalidad y descansan del esfuerzo diario en el Estudio Salamantino. Lo mayores contemplan su dinamismo con añoranza, con cierta tolerancia y algo de resignación: el equilibrio que permite convivir en armonía sin grandes sobresaltos a estos dos grupos etáreos.

Las calles y plazas de nuestra ciudad y, sobretodo, su zona céntrica y patrimonial permite disfrutar de tranquilos paseos sin los bullicios y ruidos de las zonas de tráfico. También existen zonas dedicadas al ocio y bares que, llenos de variados y sabrosos pinchos,nos permiten por un escaso desembolso disfrutar de la gastronomía salmantina mientras compartimos una tarde de sábado con los amigos. Existe también una buena oferta cultural pública y privada al alcanza de la mayor parte de los bolsillos, amplia y variada como en pocas ciudades. La pública a través de la Fundación de Cultura y Saberes, la privada con salas de microteatro que alientan a los jóvenes actores a desarrollar sus aptitudes escénicas.

Aprovechemos estas características de nuestra ciudad, la de Unamuno, para seguir mejorando y hagamos de la misma un espacio urbano donde prevalezcan los hábitos saludables: pasear, hacer ejercicio y disfrutar del ocio activo físico e intelectual, porque un estilo de vida basado en el dinamismo físico y cerebral conlleva mayores posibilidades de mantener la Salud y mejorar nuestro Bienestar y Calidad de Vida.

Ser conscientes de lo que tenemos y estar orgullosos de nuestro patrimonio, y, corresponder con responsabilidad mediante educación medioambiental y poblacional, contribuyendo a la recogida selectiva de los residuos que ocasionamos, incluidos los que ocasionan los animales de compañía. Es nuestra responsabilidad, ante nosotros mismo y ante nuestra ciudad.

Hacer prevalecer la Educación en todos sus niveles y en todos los acontecimientos cotidianos que contribuirá a disminuir significativamente los efectos adversos de los tóxicos ambientales de la actividad humana: Su reducción y control está en nuestras manos.

Evitar molestar a nuestros vecinos y conciudadanos constituye, pues, uno de nuestros mayores retos, propio de sociedades avanzadas en el compromiso social. Ello permitirá convivir saludablemente tanto en el ámbito de lo individual como en nuestro contexto medioambiental

JAMCA

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