OPINIóN
Actualizado 06/05/2016
Juan Robles

Aunque alguna buena noticia nos ha llegado en estos últimos días, por ejemplo la relativa al paro menos malo que nos acaban de comunicar, estamos pasando más bien por el anuncio y conocimiento de variedad de malas noticias.

Hace poco nos enfrentábamos, con la petición del Papa Francisco en relación con la ayuda y solidaridad, a practicar por los católicos y otras confesiones cristianas, para con las víctimas de la guerra: los maltratados, asesinados, explotados y exiliados de Ucrania, país que teníamos ya todos un tanto olvidado sin conocer sus urgentes necesidades. Éstas fueron las palabras del Papa: "Pienso en particular en el drama de los que sufren las consecuencias de la violencia en Ucrania: de cuantos permanecen en las tierras golpeadas por las hostilidades que han causado ya varios miles de muertos, y de cuantos ?más de un millón? han sido empujados a dejarlas por la grave situación que perdura". Se trata, pues, de una muy mala noticia.

El tema de la atención y acogida a los refugiados o inmigrantes, lejos de ir encontrando soluciones de apertura y disposición de aceptar en nuestros propios países a los que así lo solicitan, el asunto parece agravarse por los muros que están levantando algunos países europeos y por la amenaza de multar a esos países por no aceptar la terrible normativa, según la cual se recluye a los inmigrantes en Turquía, para que sean devueltos a sus países de origen o se les identifique como personas con derecho a alcanzar el refugio en los países europeos en los que lo solicitan. Las locuras llegan hasta aceptar con toda probabilidad que los ciudadanos turcos puedan viajar a Europa sin necesidad de visado. Veremos cómo evoluciona esta conflictiva situación.

También en Siria está debilitándose y echándose a perder el acuerdo de paz que a duras penas se había acabado de conseguir. Con gran esfuerzo parece que puede lograrse un alto el fuego, una tregua, en las principales ciudades, con inmensa dificultad para conseguir ese alto el fuego en la hermosísima y cultivada ciudad de Alepo, ya casi totalmente arruinada. Y los ataques que aún quedan vigentes son tanto más graves en cuanto que varios de ellos van dirigidos precisamente contra hospitales, que nada tienen que ver con la guerra, y muy al contrario están al servicio de la salud de los ciudadanos, ajenos a los conflictos de la pelea violenta que no cesa.

Mala noticia es también que en España se haya iniciado una nueva investigación con fundamento, acerca de grupos fundamentalistas relacionados con esas situaciones y guerras del yihadismo islamista. Y van ya unas cuantas operaciones y detenciones en esta línea en nuestro país, donde somos especialistas en este tipo de investigaciones.

Malas noticias nos vienen también de Iberoamérica. Concretamente son acusados de abuso de poder y malversación de fondos, tanto la presidenta del Brasil y su posible sucesor o sustituto el expresidente de su mismo partido, el anteriormente reconocido Lula da Silva. Igualmente es acusada de maniobras ilegales y de mala intención en los días finales de su presidencia de Argentina, la ya expresidenta Cristina Kirchner. Las malversaciones están a la orden del día en España, pero los casos son mucho más notables y de más altura en los países de Hispanoamérica. No son, pues, buenas noticias.

Y otra grave noticia digna de tenerse en cuenta: en los Estados Unidos se consolida el triunfo en la campaña hacia las elecciones presidencialistas, del republicano radical y económicamente superpoderoso Donald Trump. Conocida es su oposición y crítica abierta al Papa Francisco, que había denunciado que los muros frente a los inmigrantes latinoamericanos que pretenden entrar en los Estados Unidos, no son precisamente expresión de las exigencias cristianas del evangelio.

Y creo que es lícito incluir aquí la mala noticia que parece afirmarse de que nuestros partidos políticos van a continuar los vetos a los diálogos con determinados partidos políticos, como lo han hecho hasta ahora. Parece que los cuatro meses de búsqueda de soluciones para conformar un nuevo gobierno no han servido para mucho. Yo personalmente pienso que esto es verdaderamente una mala noticia. Hay que superar odios, confrontaciones, posturas ciegas ante la realidad que marcan nuestros ciudadanos votantes, que sin duda quieren una reconciliación y superar ya de una vez los inaceptables enfrentamientos rabiosos. ¿Podremos ir superando ya al menos algunas de tantas malas noticias? Ojalá que así sea.

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