OPINIóN
Actualizado 27/04/2016
Mª del Carmen Prada Alonso

Hace casi tres as desapareció la Unión Deportiva Salamanca. Muchos salmantinos lloraron esta pérdida, pero un grupo de esos aficionados se negó a un mero luto. Y de esa negación, y para rendir un continuado homenaje al equipo que tantas satisfacciones dio a Salamanca, decidieron convertirse en los guardianes de su memoria.

Cuando un equipo desaparece, su afición queda huérfana. Pero la movilización de la misma, desde la nostalgia y el agradecimiento por cada momento vivido, permite que una historia como la de su equipo no caiga en el olvido. Un nuevo club que, en lugar de intentar ocupar su lugar fuera en busca del eterno homenaje, se encargaría de que la Unión no se convirtiese en una desconocida para las futuras generaciones. Daría igual dónde llegara el equipo. Mientras existiera, su recuerdo estaría presente.

Difícil tarea sin ser nadie, sin contar con ninguna ayuda, teniendo que enfrentarse a numerosos rechazos. Pero la semilla de la ilusión ya estaba sembrada. Empezaron desde menos uno, sin medios económicos y con pocos humanos. Formado el grupo, se llamaron Unionistas a sí mismos y entonces empezó la tarea. ¿Cómo se hace un equipo de fútbol?

Si esta pregunta es formulada hoy día en el panorama del deporte, es menester acudir a ellos. Nadie hasta ahora ha tratado de seguir sus pasos, pero estos dos años de vida demuestran que saben cómo. Trabajo, esfuerzo, sacrificio y, sobre todo, sentimiento. Eso es lo que se ve desde fuera. El fútbol es el deporte en el que más dinero se mueve, pero aquí el interés económico no cuenta. Unionistas es por y para la Unión. Nada más. Si bien es cierto que han logrado muchos patrocinadores, el dinero de ninguno de ellos está destinado, sin duda, al lucro personal de quienes trabajan a diario para que Salamanca tenga un equipo de fútbol que la represente.

En tan solo dos temporadas se han hecho un hueco en Tercera División. Con la victoria del sábado se desencadenó la euforia, la celebración del más merecido triunfo. Hacía años que en la Gran Vía no se oían las voces de aquellos que siempre apoyaron al equipo de la ciudad. Unionistas ya forma parte del fútbol nacional, el primer gran paso está dado. El objetivo anunciado se ha cumplido.

Queda mucho camino que recorrer, pero si siguen calzando la misma fuerza llegarán a lo más alto.

A partir de ahora, le saldrán muchas novias. Ojalá sus corazones sigan manteniendo la misma pureza con la que han empezado y no se dejen llevar por las tentaciones que, a buen seguro, asaltarán el importante camino que acaban de abrir.

Ahora reciben un reconocimiento que merecieron hace dos años. Si aquel club desaparecido tras nueve décadas de historia fuera una madre, estaría más que orgullosa de que ellos se encarguen de mantener vivo su recuerdo.

Ojalá estos hijos de la Unión la honren para siempre y mantengan el señorío y la humildad con que han nacido.

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