OPINIóN
Actualizado 20/04/2016
Juan Antonio Mateos Pérez

Toda mi vida modifica el libro que estoy leyendo Jorge Luis Borges

Este sábado se celebra el día internacional del libro, fiesta mundial no sólo para los aficionados a la lectura, es también un día muy señalado para autores y editores. Es de conocido que la fecha se eligió porque en ese día y en el año 1616, murieron tres grandes escritores: Miquel de Cervantes, Garcilaso de la Vega y William Shakespeare. Para los que nos gusta el libro y la lectura, ésta es un ejercicio de trascendencia, memoria, inteligencia, aventura, camino, sabiduría, descubrimiento, sentimiento, etc. Es la esencia de nuestra cultura y la creación humana por excelencia y una de las formas más eficaces de ser conscientes del mundo. Para conmemorar ese día desde este blog, queremos recomendar la lectura de un libro, Elogio de la misericordia del fraile dominico Luis Carlos Bernal.

Elogio de la misericordia es un libro breve, pero intenso en matices, partiendo de la realidad y el mundo que vivimos, realiza un recorrido lúcido superando las cegueras de una sociedad sin corazón, desarrollado una pedagogía del Buen Samaritano. Está publicado en la editorial San Esteban, en la colección Ariadna, dedicada a publicar obras relacionadas con la historia y la espiritualidad de la Orden, más en este año del Jubileo. El autor comenta en la introducción que el motivo desencadenante de escribir Elogio de la misericordia, ha sido su devoción a Domingo de Guzmán, donde la compasión fue uno de los rasgos más destacados de su personalidad. Pero en el hondón de sus reflexiones está la constatación de que muchas personas que yacen al borde del camino, golpeadas, saqueadas y necesitadas de misericordia. Es un reconocimiento a esta importante virtud evangélica y un homenaje a tantos hombres, que queriendo parecerse a Jesús, han optado por vivir la bienaventuranza de la misericordia.

El primer capítulo está dedicado a Fray Domingo de Guzmán, destacando su época de estudiante en las Escuelas de Palencia (1186) y su compasión al contemplar tanta miseria y necesidad, vendiendo sus libros y sus pertenencias para dárselas a los pobres. Como dice su biógrafo, su corazón era un hospital de desdichas. El autor realiza un paralelismo con los gestos compasivos de Jesús, recogiendo en ellos la dialéctica de la compasión: mirar, sentir compasión, realizar un gesto solidario. Dos miradas penetrantes y educadas en el amor, capaces de llegar hasta las entrañas doloridas del necesitado. Es la mirada penetrante del corazón que llega más allá que el mirar de la razón.

Un segundo capítulo está dedicado a reconocer alguno de los actuales "caminos de Jerusalén a Jericó", de aquellos humillados y asaltados que están al borde del camino en nuestra aldea global. Tenemos posibilidades de hacer un mundo habitable para tantos excluidos y hambrientos, pero lo que se nos propone es una "economía de exclusión" carente de misericordia. Una ceguera nos oculta la realidad y endurece el corazón, importa más el tener que el ser, nos aleja de la hondura y hunde sus raíces en profundidades inestables, centrando todo en nosotros mismos.

Desarrolla todo el tercer capítulo como "la misericordia o el amor entrañable" donde intenta desvelar el verdadero sentido de la misericordia y de la compasión. Realiza un análisis de los conceptos hebreos de la misericordia: Hen, Hesed y Rahamim, que reflejan una importante riqueza refiriéndose tanto a Dios como al hombre. Continúa el capítulo con el significado de la misericordia en Santo Tomás, matizando una gran riqueza.

El cuarto capítulo lo dedica a "las entrañas del Dios misericordioso", donde analiza la condición amorosa y misericordiosa de Dios, que se denomina "principio misericordia" según las reflexiones de Jon Sobrino. Es el principio fundamental de la actuación de Dios y de Jesús, su principal atributo y bajo el que se desarrolla toda la historia de la salvación. Para ahondar en la búsqueda del Dios misericordioso, abismo insondable, hay que preguntar a los sencillos, a quienes se revela abiertamente la misericordia, de su mano bienaventurada, es por donde continuar el camino. También a los más pobres, pecadores y marginados, son los privilegiados del corazón de Dios.

Continúa el libro con "La pedagogía de la misericordia", es la manera de ser compasivo y misericordioso, donde el autor reflexiona sobre las llamadas "parábolas de la misericordia": El Buen Samaritano (Lc 10, 25-32), el hijo Pródigo (Lc 15, 11-21), la oveja perdida (Lc 15, 1-7), la dracma perdida (Lc 15, 8-10) y los obreros de la viña (Mt 20, 1-15). En ellas se ahonda en el mensaje de Jesús, donde la misericordia no se opone a la justicia humana, sino que la transciende totalmente en el amor.

Cierra el libro un capítulo dedicado a la espiritualidad samaritana, es la propuesta del sermón de la Montaña, un camino para ser feliz. Puede que como a sus seguidores cada propuesta y bienaventuranza nos resulten desconcertantes, pero a su vez son una buena noticia. Cada una de ellas tiene dos caras: Una, se refiere a una situación humana difícil y a veces penosa; pero la otra cara es dichosa y feliz, de ellos es el Reino, serán consolados, serán saciados, alcanzarán la misericordia, verán a Dios, serán llamados hijos de Dios?Creemos que un buen libro para este Jubileo de la misericordia, para aprender el difícil arte de ser misericordiosos.

Fr. Luis Carlos se encuentra, actualmente, residiendo en el convento de Santa Catalina de la Orden de Predicadores de Barcelona, donde es el Prior. Ha estado destinado muchos años en Uruguay, donde ha desempeñado numerosos cargos en la Orden, siendo profesor de la Universidad Católica de Uruguay. Ha sido Secretario General de CIDALC (Conferencia Interprovincial de los Dominicos de América Latina y el Caribe), también Socio del Provincial de la Provincia de Aragón. Tiene publicadas otras obras como, Recuperar la fiesta en la Iglesia (1998), El cansancio de ser honrado (1999), Vivir con sentido. Guía para los perplejos (2008)

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