OPINIóN
Actualizado 07/04/2016
Redacción

Evidentemente que no es una noticia sobre la que se pueda frivolizar en ningún aspecto y mucho menos por mi parte, pero lo que sí que es evidente, es que los favores que en su día se comenzaron a hacer, por parte de instituciones, administraciones, partidos políticos y, por qué no, organizaciones sindicales, ahora se ha convertido en la mayor cadena de errores que han supuesto un escenario perfectamente previsible, donde 1.120 despidos, van a ser el colofón a un desastre integral.

Al margen de los números, de los cuales ya todos los medios de comunicación se están haciendo eco, sin excesivo detalle, puesto que la "patronal financiera" parece que aún no dice el detalle de la medida, lo que sí que es cierto, es que esta no es la reforma financiera que venimos reclamando muchas voces desde hace ya más de tres años.

Una reforma financiera necesaria y concreta sobre métodos de actuar, normativas sobre inversión, sobre cláusulas de relaciones contractuales y sobre todo, una reforma que garantizara los derechos de los inversores y ahorradores individuales y por supuesto, de los trabajadores y trabajadoras de las entidades financieras.

El músculo financiero, la garantía de futuro y competitividad de las cajas, la necesaria adaptación a nuevos tiempos informáticos, etc, etc, no han sido más que una pura pantomima de discursos encadenados para justificar, desde el contexto político, económico, empresarial y sindical, decisiones apresuradas y arriesgadas que tienen como fin, la evaporación de una entidad digna y creíble, como en su día lo fue la Caja de Ahorros de Salamanca y Soria.

Fuera de nostalgias, el futuro inmediato es tremendamente incierto y oscuro. Reclamaremos tiempo para negociar, tal y como se establece en la dolorosa reforma laboral que sufrimos, al menos un mes de periodo de consultas como se prevé en un expediente de regulación de empleo de extinción de contratos, como es este caso. Pediremos documentación, fiable, creíble y real, para ver las cuentas, sin maquillar, los balances sin falsificar y los planes de viabilidad reales y posibles.

Anunciábamos que quedaban "cosas por pasar" y llegan. Se advertía inseguridad permanente entre los trabajadores y trabajadoras y se confirma.

Y por supuesto, que no es nada creíble, la sorpresa anunciada por el gobierno regional. Quien más que ellos y ellas, para estar al tanto de este futuro agónico, del que ya se hablaba no hace tanto.

Al menos tres años en los que Unicaja ha abandonado a su suerte a Banca CEISS, claramente con la intención de debilitar su mercado de negocio, de anular su capacidad inversora y de expansión y con la clara voluntad de aunar desgracias contables que acabaran llevando a esta "hermana menor" a la agonía irrecuperable.

Clara estrategia, evidentes malas intenciones, con la Comisión europea por medio y más que sospechosos resultados y balances económicos negativos.

No sirve para nada lamentarse, no sirve repetir una y otra vez que esto "se veía venir", no va a resultar efectivo seguir "lamiendo las heridas propias".

Por que se acabaron los paños calientes de las indemnizaciones millonarias por prejubilaciones, porque ya no queda ni tanto para dar ni para todos, recolocaciones por movilidades geográficas y funcionales.

Respuesta contundente, negociación permanente y clara y movilización hasta las últimas consecuencias, son las recetas.

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