OPINIóN
Actualizado 31/03/2016
Manuel Rodríguez García Marogar

Ya no tengo hijos que jueguen al fútbol, aunque tengo un nieto de ocho años que corre impulsivamente detrás de la pelota, muchas veces sin orden ni concierto. En estas edades tan tempranas el balón es como un sonajero y todos los niños se lo disputan. La capacidad de mover el móvil es muy limitada, apenas golpean a cinco o seis metros, las distancias entre los jugadores son enormes. Por supuesto, carecen de los más elementales conceptos tácticos.


No obstante, tanto los entrenadores, los padres y sus entrenadores, les exigen misiones imposibles que los niños, agobiados, intentan poner orden en el dominio del balón. Tarea compleja porque los compañeros corren por delante a la máxima velocidad y el que conduce va más lento y no domina el toque de una manera precisa. Belén de Francisco (ElPais,26.05.2015): "Quedan cinco minutos para el final del partido y tu hijo tiene la pelota. Está solo ante el portero. Pero, ¿y si falla? Lo cierto es que no siempre somos capaces de controlar adecuadamente nuestras emociones?" Igual que nos aconseja sobre la importancia de la actitud de los mayores hacia los pequeños. Luis Alcolea, psicólogo deportivo del C. D. Canillas expone su opinión: "El fútbol es una herramienta muy interesante para generar vinculación padre-hijo. Lamentablemente, no todos los padres son capaces de aprovecharlo".

Dicho sea, el espectáculo de un partido de niños es todo un aliciente entusiasmante. Lo peor de ese tipo de partidos se produce en los alrededores, a veces se convierte en un espectáculo poco edificante, demasiadas voces, demasiadas personas mayores dando mal ejemplo, falta de respeto a los entrenadores? "El padre sobreprotector culpabilizará a los otros de los errores de su hijo y cargará contra las demás figuras intervinientes, pero no por eso reducirá el efecto negativo. Y aquel con poca capacidad de control derramará su enfado por doquier. Y es muy posible que acabe mostrando conductas violentas ofreciendo un espectáculo lamentable". López de Carrizosa entrenador explica: "Debemos fomentar el atrevimiento y que los niños pierdan el miedo a fallar". Opinión que comparto por su sensatez. Además un buen consejo: "Si el adulto intuye que va a perder el control, o identifica que el partido está aumentando la tensión, se debe alejar de esa situación de estrés? Una retirada a tiempo es una victoria".

Salamanca, 30 de marzo de 2016.

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