OPINIóN
Actualizado 23/03/2016
Fermín González

"La tauromaquia es de las Bellas Artes, la más ortodoxa, pues es la que más prepara el alma para contemplación de las grandes verdades" (Tierno Galvan)

Por encima de todo lo escrito y debatido, en medio del incesante torbellino de los que escriben los que saben y no saben lo que escriben, de los que hacen de la critica un ?Modus-Vivendi. De los que critican sin juzgar y los que juzgan criticando, de los que se guían por el sentimiento estético y no profundizan sus razonamientos; en medio de esa continua polémica de escuelas y sistemas; entre el fragor de esa reñida batalla del idealismo y "el arte por el arte", de tratar de definir lo indefinible, la Belleza se abre paso, se manifiesta y es generalmente reconocida.

No traten de sujetarla a reglas. A la belleza se la admira, se presenta bajo diferentes aspectos, y hay que admitirla tal cual es. A veces se basa en lo repugnante, y lo repugnante resulta hermoso; se atavía con lo sangriento, y lo sangriento embellece. Pues, bien, ante la pléyade de críticos, algunos de ellos son los que encauzan la opinión, y la ilustran, y el público se deja llevar por ellos. Estos críticos son, los que intuición estética, sin preocupaciones de escuela, desprovistos de pasión, saben juzgar con sinceridad, señalan el defecto o la belleza, allí donde existe, saben interpretar tan fielmente el sentimiento del publico que este, al leer los juicios de tales críticos, encuentra allí reflejado su pensamiento, exteriorizado sus ideas, desarrollando algo que el sentía y no sabia expresar. Y una vez otorgada, -digámoslo así-, su confianza al escritor, admite sus afirmaciones, hace suyas las opiniones de aquel, y de ahí el progreso que la verdadera critica imprime.

Todos los detalles que el publico ve uno y otro día, constituyen la parte estética de la que siempre fue Fiesta Nacional, y esa estética que se siente, quizá sin comprenderla, es lo que hace olvidar el resto, es decir lo que tiene de sangriento. Aquí como allí, y mas aquí, los malos críticos abundan, la critica taurina puede hacerse a mansalva, hasta por los más ignorantes. Tanto en las Bellas Artes, como en las corridas de toros, con las nuevas tecnologías, todo subsiste, nada se borra, y quedan los vestigios de pruebas, que tarde o temprano pueda poner en solfa a aquellos críticos. Y sin embargo, en unas y otras criticas, el público hace distingos, desdeña los escritos de unos y se apasiona por otros, los de aquellos que saben interpretar la opinión general.

Si hay algo que pueda enseñar el toreo, ese algo es la critica; pero la critica inteligente, desapasionada, hecha a conciencia, sin que simpatías, dadivas ni rencores vengan a cohibirla; no aquella que sistemáticamente censura a los unos y ensalza a los otros; que ve siempre mal actuaciones de determinados lidiadores y excelente el de aquellos que pretende erigir en ídolos.

Anécdota- "Mi toreo lo he perfeccionado en Madrid oyendo las criticas de los inteligentes. Ellas me han enseñado a no atravesar tanto a los toros." Francisco Montes-. Claro que: aquella era otra Fiesta.

Fermín González comentarista- Salamancartvaldia. (blog Taurinerias)

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