(Poema extraído del poemario antológico "La sombra de las espigas", 2016)
No soy el príncipe Mishkin
envuelto en sus medias verdades
ante el grueso patíbulo del eterno padecimiento
pero siempre quisiera sentirme protegido
ante lo efímero, no obstante
prendo fuego a mi vida cada verano
arropado por el sol determinista
que finge arder los campos, y campo
a mis anchas por el filo del olvido
me siento vigía entre campanarios,
campanarios de melancolía.
No soy el extranjero de Camus
pintando días de menos
frente al verso reconcomido por el aire
pero si por poder pudiera
pasar inadvertido, pasaría
de puntillas
bajo el cielo de esta tierra
corazón en la llanura
del molino, me siento
vigía entre invernaderos,
cementerios de melancolía.