Estuve en el lugar.
Y vi largas y nazarenas procesiones de gentes fustigadas por las agujas del reloj.
Vi farolas inmutables, inamovibles y de extintora luz en las calles.., como cruces muertas redentas por la santa sábana del día.
Y vi el oro que se llevaban los gobernantes nacionales, los municipales, los locales..., repartido por una vez sin mano por las fachadas para todos.
Y pensé en esa larga tradición de nuestros aforados hispánicos de lavarse las manos ante los calvarios de su población.
Y era el sol de una madrugada más de dolores.
Oí ruegos lastimeros de crucificados en las aceras, con su bolsa INRI del Corte Inglés, y el canto de la moneda lastimera.
Pero tú..., me dice el otro, ¿ no te habías ido a ver la Semana Santa de Salamanca?
No sé,dije.
Foto: un día en la Gran Vía, o gran Vía Crucis de Madrid.