El salmantino abre la puerta grande en una tarde en que Joselito Adame resultó cogido en el segundo y Fandiño se fue de vacío
Volvía a los primeros escenarios Iván Fandiño, proseguía en las grandes citas tras su campaña americana Joselito Adame e irrumpía en España en 2016 Juan del Álamo este martes de Feria en Valencia. Lo hacían con una corrida de Zalduendo que necesitaba recuperar la ilusión perdida de Olivenza y Castellón.
Salió arreando Iván Fandiño al saludar al primero con lances de rodillas en el tercio, de pie en seguida por el corto recorrido del animal para torear más despacio que cadente con el capote. Buena fue la actuación en banderillas de Iván García, antes de que se encoraginase Fandiño con el Zalduendo. Porque embistió con cierto buen aire en el inicio, con el vasco acoplado a la línea para construir trasteo, pero le costó mucho enfrentarse a la condició cada vez más remisa y al viento reinante. Hubo muletazos muy estimables sueltos entre las tandas, pero también momentos de barullo que deslucieron el conjunto. Con manoletinas de rodillas firmó el epílogo Iván sin que terminase aquello de llegar al tendido. Muy derecho entró a matar, pero no sirvió la estocada para tocar pelo.
Con una larga cambiada en el tercio recibió Joselito Adame la humillación del serio segundo, de buen tranco de salida en el capote que manejó el mexicano con brillantez a la verónica y con el fuelle muy a menos, a pesar de medirlo mucho Héctor Vicente en el caballo. Tremenda elegancia demostró Miguel Martín en banderillas, antes de que le saliera la firmeza a Joselito, ya con la muleta en la mano. Primero con los estatuarios del inicio que abrochó brillantemente con un desdén.
Luego con el toreo de mano diestra que siempre apuntó a exigir y que le costó mantener al de Zalduendo por su falta de fuelle. Sólo en algunos naturales le salió la clase, dando dimensión al toreo recio y metido de Adame, pero sin rebozarse ni llamar a la emoción que no pusiese el torero. Terminó con manoletinas con el toro muy por dentro y un espadazo contrario tras el que se llevó un arreón que le propinó una soberana paliza al mexicano, y un puntazo que no dio más que para escuchar una ovación.
Oreja para Juan del Álamo
Muy asentado en el ruedo se mostró el salmantino Juan del Álamo durante la lidia del tercero, animal de media entrega, de media casta, de media humillación cuando fue perdiendo el fuelle, y de medio enemigo para un torero muy consciente del escenario y de la apuesta. Supo meterlo en la muleta y enroscarse el muletazo con la mano derecha, a más en la exigencia siempre. Seguro en los cites, seguro en el manejo de los vuelos y en lo que quería extraer de la condición de un animal bonancible que nunca destacó en nada. Todo lo tuvo que poner el charro, cuya proverbial frialdad se quedó en Salamanca para completar este debut fallero. Inteligente Juan al concluir con la pirotecnia de las manoletinas y muy acertado con el acero para volcarse en el morrillo, lograr el sopapo efectivo y pasear la oreja.
Con un manojo de verónicas encajadas y brillantes le abrochó con una media el saludo Fandiño al cuarto, de El Ventorrillo, un hermoso toro que se abrió una barbaridad en el percal del vasco. Tremendo en la lidia estuvo Iván García para que llegase con calidad a la muleta un toro que no cantaba la raza boyante. Con cambiados lo recibió el de Orduña en los medios, y con un cambio de mano de mucha calidad para iniciar una faena a menos por la escasez de fondo del castaño. Pero le costó mucho trabajo al animal acometer a partir de la segunda serie y se quedó en porfía la responsable actitud de un entregado Iván Fandiño, que se quedó con las ganas de cuajar al bicho. Por eso alargó demasiado el metraje de una faena condenada al tedio por el mulo castaño. Mal con la espada, escuchó silencio.
Con dos largas cambiadas de rodillas en el tercio recibió Juan del Álamo al quinto, que iba a ser sexto y corrió el turno por mor de la cornada de Adame, al que no le permitieron los médicos salir a matar el segundo de su lote. Feo y espeso el negro toro de El Ventorrillo, llegó al tercio de Banderillas casi sin que le metiera las cuerdas Manuel José Bernal en varas. Muy bueno fue el segundo par de banderillas de Jarocho. Preciso anduvo con el trapo Juan del Álamo, que supo darle distancia y aire para recibir inercia y fuelle en los derechazos que nunca desfallecieron en el trasteo. Supo, además, llenar el escenario para hacerse con la atención de un público a favor de obra. Un toque imperceptible, entre toque y bamboleo, le sirvió a Juan para traerse la arrancada y templarla más larga incluso de lo que parecía que tenía el de Zalduendo. Muy a menos se vino el toro, que terminó dejando medias embestidas deslucidas para que intentase el charro que le valiesen. Y ahí anduvo inteligente un Del Álamo más maduro que en temporadas anteriores. Una estocada tendida certificó la puerta grande en su debut en esta plaza.
El serio sexto, que le arrebató el capote a Fandiño en el recibo, no tardó en hacerse daño en una mano y en irse por donde había venido. De El Ventorrillo era también el sobrero, musculado y serio, pero feo y montado, con hechuras que no auguraban nada bueno. Con vulgaridad se comportó en el caballo, para cortarle luego los viajes a Tomás López en banderillas. Deslucido el toro, nunca quiso pasar del embroque en la muleta de un Fandiño desesperado por ver cómo se le iba la tarde. Protestón y renuente, no le dio ninguna opción al vasco. Optó Iván por matarlo con brevedad y a otra cosa.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros de Valencia. Quinta de la Feria de Fallas. Corrida de toros. Media entrada en los tendidos.
Cuatro toros de Zalduendo (primero, segundo, tercero y quinto, justos de presentación, y dos de El Ventorrillo (cuarto y sexto). Noble y humillado a menos el primero; de sosa y desrazada nobleza el mulo segundo; de sosa calidad el amplio tercero; de calidad sin fondo el mulo cuarto; espeso y noblón a menos el quinto; devuelto por lastimarse una mano el sexto; deslucido, protestón y renuente el sexto bis.
Iván Fandiño (rosa y oro): palmas, silencio tras aviso y silencio
Joselito Adame (negro y oro): ovación tras aviso y pasa a la enfermería
Juan del Álamo (marino y oro): oreja y oreja
Fotografías: Alberto Martín