La Barca de mi existencia
boga en el mar de la vida
con la gracia recibida
de tu suave fragancia.
Pues sufrir cualquier desastre
ya que a mi pasión no hay dique,
o echarme la vida a pique,
prefiero, a volverme en lastre.
Y yo, amada, te respondo
que he de gobernar experto
de navegar hacia el puerto,
y que allí daremos fondo.
Que a tal fin he de llegar
la pasión lo determina
de la isla más divina
al corazón de tu mar.
Andrés Barés Calama