OPINIóN
Actualizado 15/03/2016
Redacción

La Barca de mi existencia

boga en el mar de la vida

con la gracia recibida

de tu suave fragancia.

Pues sufrir cualquier desastre

ya que a mi pasión no hay dique,

o echarme la vida a pique,

prefiero, a volverme en lastre.

Y yo, amada, te respondo

que he de gobernar experto

de navegar hacia el puerto,

y que allí daremos fondo.

Que a tal fin he de llegar

la pasión lo determina

de la isla más divina

al corazón de tu mar.

Andrés Barés Calama

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