Esta expresión quizá no es tan significa con este Papa que parece dialogante y coherente con lo que predica.
La reflexión viene con un detalle en la obra que estamos haciendo en la Casa Escuela Santiago Uno. Habíamos decidido para el suelo un bonito hormigón pulido que requiere de unos pulidos seguidos y que abarcan parte de la noche. No hay otra forma de hacerlo, ni otros permisos que pedir al ayuntamiento que no sean la licencia de obra que por supuesto teníamos.
Bueno pues la reacción de algunos vecinos desde el anonimato al ruido de un motor dentro de la casa, fue empezar a denunciar por las molestias. Tengo que decir que la mayoría de los vecinos son comprensivos y maravillosos.
La primera visita de la policía local nos avisó de las quejas de los vecinos y nos dio un tiempo de margen. La segunda visita en base a unos ruidos al parecer en una vivienda donde no se midieron los decibelios llevaron a la amenaza de precintar las máquinas y por lo tanto a parar una obra que ya no se podría acabar adecuadamente, faltando hora y media para su correcto finalizado. La policía local obedeció órdenes de centrales, nuestra relación con ellos es de muy buena colaboración.
La mañana siguiente la dedicamos íntegra a saber qué habíamos hecho mal varias personas, llamando al ayuntamiento y todas las instituciones posibles. No hemos llegado a una conclusión adecuada, cada uno dice una cosa y parece que no hay ninguna ley que lo regule. Parece que para poder hacer un hormigón pulido en Salamanca depende de la amabilidad de los vecinos. La responsabilidad y gasto para echar ahora una resina vamos a ver de quién es, arquitecto, aparejador, empresa, cliente, ayuntamiento? No les quepa duda que del más débil.
Pequeña muestra de hacia dónde caminamos, sálvese quien pueda y a mí que no me salpique. Pasarán a la historia aquellos vecinos que si les molestaba algo llamaban a tu puerta y se llegaba a un acuerdo. Quedan algunos funcionarios públicos que buscan el bien común y se esfuerzan por encontrar soluciones.
Me hizo gracia el otro día un chiste de Mota en el que mostraba un niño dividido en dos en el tabique de un aula, con una mano tocando la guitarra en música y con otra en educación física con una raqueta, porque la ratio era de 21´5. Resume la ley de educación y alguna más. Pero sobre todo refleja la falta de flexibilidad y sentido común, también el abuso de poder continuado que estamos sufriendo a la mínima oportunidad. Busquemos la conciliación, ayudemos al prójimo, prioricemos y no abusemos y confundamos por sentirnos poderosos. Buenas noches.