TOROS
Actualizado 05/03/2016
Redacción

En su faceta como ganadero logró prestigio, a la que par que lucha para mantener su nombre a la altura que exigía la trayectoria familiar

Por las venas de don Javier Pérez-Tabernero Sánchez corría sangre ganadera. Nunca fue otra cosa desde que nació hasta esta mañana marzal que apagó la llama de su vida, mientras el cierzo asolaba los campos del Villar de los Álamos y los toros buscaban refugio bajo las encinas. Dijo adiós en silencio y de forma discreta, como a él le gustaba y por eso hasta los bueyes se quedaron quietos para que no suenen los cencerros y así guardar luto por el amo muerto, hasta la mañana que vuelva el mayoral con un lazo negro atado a la garrocha. Porque se ha ido don Javier justo cuando ya se escuchan los timbales y clarines del nuevo año taurino.

Javier era nieto de don Fernando ?el primer Pérez-Tabernero ganadero? e hijo de otra leyenda del bravo, don Alipio Pérez-Tabernero Sanchón, lígrimo charro que heredó las patillas decimonónicas de su progenitor. Por esas razones de nacencia llevó a gala el peso de su linaje y hasta hace unos años criaba dos 'sangres' en su finca del Villar de los Álamos, en pleno corazón del Campo Charro. La procedente de Atanasio Fernández y otra de origen Santa Coloma, tan vinculada históricamente a su familia. Hace ya un tiempo la primera acabó su historia para dar paso a otra de procedencia Domecq, vía Torrehandilla. La otra, la santacolomeña también dejó de pastar en los campos de El Villar, aunque para el recuerdo hayan quedado toros que le propiciaron importantes éxitos y reconocido prestigio. Por ejemplo, la vez que más brilló Morante de la Puebla en Madrid fue con un 'santacoloma' de Javier Pérez-Tabernero; sin olvidar otros éxitos, algunos a cargo de un torero tan añorado como el difunto Julio Robles.

Don Javier Pérez-Tabernero llevó siempre a gala criar toros bravos, fruto de su genes y de la pasión por la Fiesta. En su faceta como ganadero logró prestigio, a la que par que lucha para mantener su nombre a la altura que exigía la trayectoria familiar. De esa forma, en varias ferias de San Isidro conoce el dulce sabor del éxito, como también en otras de España y Francia, de lo que dan fe los numerosos galardones que lucen las estanterías de la casa ganadera del Villar de Los Álamos. A su lado aprendió a disfrutar de ese oficio su nieto, Javier Clemares, quien desde niño se convierte en inseparable de su abuelo, hasta que un buen día, cuando la salud de don Javier comenzó a resquebrajarse decide que Javier Clemares guiara los pasos y fuera el responsable de la ganadería. Y lo nombró representante, acudiendo con orgullo a todas las plazas en las que se lidiaban los toros de su abuelo.

Hoy con su muerte, en el escenario de esta mañana de cierzo, el luto de adueña en El Villar de los Álamos para testimoniar el recuerdo de don Javier. Allí, resguardados los toros entre las encinas los bueyes permanecen quietos para no romper el luto con el soniquete de los cencerros hasta que mañana vuelva el mayoral para correrlos con un lazo negro atado a la garrocha.

Alipio Pérez-Tabernero Sánchez fue un reconocido ganadero de reses bravas que nació el 29 de marzo de 1922 en Salamanca y falleció en la misma capital el 5 de marzo de 2016.

Paco Cañamero

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