En, que tuve el honor de dirigir, comprobamos con una muestra de 1.500 personas que buscar contactos y relaciones por internet se ha convertido en una conducta relativamente frecuente.
Las personas que lo hacen tienen motivaciones y expectativas diferentes, desde una forma de salir del aburrimiento, curiosear lo que se encuentra, salir del aislamiento, tener a alguien con quien compartir diferentes cosas, encontrar nuevas relaciones y amistades, compartir aficiones, buscar compañeros de actividades o viajes, etc., hasta objetivos bien precisos y concretos como encontrar personas para tener relaciones sexuales ocasionales y buscar una pareja con la que iniciar una relación más estable.
La forma de proceder es también muy variable, desde quienes se muestran como son a aquellos que se inventan un personaje, quienes son sinceros y quienes mienten cuanto les parezca necesario bien para "caer bien", "agradar", "seducir" o engañar sin escrúpulos.
Nos ha sorprendido que, con frecuencia, la sinceridad y la intimidad puede aparecer desde el inicio de una forma incluso descarnada, directa, sin atender a la cautela y convenciones que se suelen tener en un encuentro real con alguien que no se conoce.
Se trata, por tanto de un medio muy usado, entretenido y muy útil para muchas personas. Y aunque no nos atrevemos a concretar que sería un mal y un buen uso de este medio, y mucho menos a demonizarlo por los múltiples usos que puede tener (y eso sin ponernos en el lugar de personas aisladas por diferentes razones, con limitaciones de movilidad, etc.), si propongo al lector algunos principios sobre los cuales puede reflexionar, compartir o criticar:
La intimidad es uno de nuestros tesoros y no debemos ponerla en manos de quien no conocemos, cuando aún no hemos construido una confianza básica, etc.