Estos últimos días, desde el avivamiento del incendio con las elecciones, tras los manifiestos y manifestaciones, reuniones de encuentros y desencuentros, consultas en la calle, en la cocina e incluso con el señor "roca" ( esto es una cagada en toda regla ) y todas esas secuencias de anteriores, presentes y futuros acontecimientos, han tenido un denominador común: estos políticos, como decía Almodovar, están al borde de un ataque de nervios. Ellos y los demás que oímos a Penélope aquello de Peeedro!!! , pero no vemos ni el Oscar, ni los apoyos de las iglesias, solo vemos rajas y rajones que están derribando nuestra situación social, anímica, económica? y digestiva, yo estoy ya empachado.
¿Qué es lo que pone a los políticos tan nerviosos? Sencillamente, el ser completamente incapaces de razonar por un bien común, dejando de lado su reflejo en el falso espejo de Blancanieves y comenzando a trabajar como enanos, sin creerse príncipes antes incluso de tener principado aunque se apoderen de los diezmos. En la mente de estos politicos, el universo se reduce a esquemas y teorías de una enorme sencillez: la primera es que todo movimiento tiene como base ?YO. Y la segunda, que MI organización tiene un objetivo claro consistente en atacar al adversario. Adversario que dependiendo de cómo se haya desperezado, quitado la legaña o cardado el pelo es íntimo o erótico ( por lo de j?. la "tana").
Para estos, nuestros políticos, todo movimiento se explica y basa en sencillas reglas. Cuando comienza el movimiento en contra o a favor y lo ven colgado en unas cuantas webs y medios de referencia, y con adhesiones o criticas subiendo como el ascensor del Empire State. Automáticamente, asignan en sus mentes una responsabilidad si es a favor a si mismos y si es en contra , hacen un Pedro Navaja: "mira p'a un lado, mira p'al otro? y no ve a nadie"? Si la cosa se complica, aparece una pregunta de física aplicada: (¿cuántos miembros de esa coalición, u otra que más dá, hacen falta para cambiar una bombilla? Ante esta tesitura, se organiza la reunión. El objetivo: hacerse la foto colgarla en las redes y decidir quien rosca la bombilla.